Un domingo en el Infierno

La Primera Guerra Mundial sembró los mismos campos de sangre y de muerte. Escribir de la Paris-Roubaix obliga al homenaje y al recuerdo de quiénes perdieron su vida luchando por un mundo en el que pudiese existir un domingo como el de hoy, aunque fuese para tener un domingo en el infierno. Un día que ha sido una fiesta para miles de aficionados pendientes de unos ciclistas que también luchan para hacer vibrar a la afición y lograr su gloria deportiva.

Sonny Colbrelli fue el elegido. Mathieu Van der Poel no tardará en serlo.

L’enfern du Nord

Porque desde aquel 19 de abril de 1896 el vencedor de la Reina de las Clásicas pasa a la historia. Y de ello eran conscientes todos los ciclistas que han salido de la bella localidad francesa de Compiègne. Viento, lluvia, algo de tormenta, frío e imágenes que corrían de móvil en móvil con los sectores más temidos totalmente embarrados. Un día de perros. No faltaba nada. Era la bienvenida de L’enfern du Nord más exuberante.

La Paris-Roubaix se trata de una carrera donde la experiencia y la pericia con la bicicleta son aptitudes determinantes. Una meteorología tan adversa obliga, más si cabe, a vigilar desde los primeros compases estar bien colocado. No gana el más fuerte o el que más tira, sino el que mejor sabe aprovechar sus fuerzas como medir las de sus rivales. Y esta máxima se ha cumplido con rigor.

Descaro

Ha sido el argumento de una carrera dominada intelectualmente por tres debutantes, lo que indica el grado de locura de lo vivido. Sonny Colbrelli, Florian Vermeersch y Mathieu Van der Poel, con la complacencia de un cuarto con mucha discordia, Gianni Moscon. Con esta generación, la experiencia ya no es ningún grado

Van der Poel, erigido como el hombre a batir, ha centrado la atención de la carrera por su méritos y la admiración que genera con apenas 23 años. ¡Qué corredor el nieto de ‘Poupu’! Fue saliendo del sector 15, a falta de 67 kilómetros de meta, cuando saltó a cazar al grupo de Colbrelli. Era su enésimo ataque.

Al sprint

Un solitario Moscon llegaba al decisivo tramo de Mons en Pévèle, pero el infortunio también cuenta. En su caso, descuenta. Un pinchazo, caída y un cambio de bicicleta, todo en cinco minutos, dieron al traste la opción de llegar escapado al Velòdrom, que construyeron unos comerciantes textiles a finales del XIX y que ingeniaron la carrera más espectacular del mundo.

El público de Roubaix volvería a presenciar un esprint desde sus asientos. Que imagen tan icónica. Gradas repletas y unos hombres sobre sus bicicletas, tanto o más irreconocibles como ellos, luchando por la gloria. Por un adoquín y una placa con su nombre en una ducha de granito que simboliza ser y formar parte de la leyenda para siempre.

Sonny Colbrelli fue el elegido. Mathieu Van der Poel no tardará en serlo.

Sobre Fernando Gilet

El Rutómetro de Fernando Gilet. Blog personal | IG @fernandogilet | Opinión, comentario y análisis de la actualidad ciclista de allí y de aquí con un toque muy personal.

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