Hay un vídeo que circula por YouTube de Jota Cuspinera, entrenador de baloncesto de prestigio, del cual podemos encontrar muchos clínics en las redes además de ser un referente para todos los que nos dedicamos a esto de entrenar, o al menos lo intentamos. Pues decía Cuspinera que el ser humano se ha acostumbrado a quererlo todo ya, de forma inmediata y mejor sin esfuerzo. Por desgracia solo está al alcance de muy pocos, creo. Puedes nacer con cualidades pero, si no entrenas, no te ejercitas, ni practicas, solo se queda en que has nacido con unas características.
Hay que transmitir a los deportistas jóvenes que, sin esfuerzo, entreno ni dureza mental no se logran objetivos.
Referentes
Muchas veces el problema es que los niños se fijan en deportistas que han hecho cosas espectaculares. Jugadores que tienen fama y prestigio pero no se fijan en ese jugador de equipo que hace un trabajo anónimo y que en muchos casos es vital para su equipo. Aquel jugador que, sin jugar muchos minutos, aporta energía y cohesión al grupo. Hay muchos casos y cientos de jugadores de segunda o tercera fila que son verdaderos pegamentos para sus equipos. Elementos que con sus ánimos y aportaciones al juego hacen que el equipo triunfe.
La sociedad nos conduce a fijarnos solo en los triunfadores. En los que ganan balones de oro, MVP en las finales o que tienen línea de ropa propia. Tal vez, solo tal vez, solo veamos el boato y no el trabajo de estos jugadores que triunfan. Que son referentes como estos otros deportistas que no brillan tanto pero aportan su granito para conseguir éxitos.
Es verdad que las horas de entrenos que dedican la mayoría de deportistas no son lo que la gente ve. Pero para que Mireia Belmonte, Cata Corró o Carolina Marín consigan sus éxitos hay muchas horas de trabajo. Las mismas que invierten deportistas sin tanto renombre pero que militan en las mismas competiciones. Esa creo que es la enseñanza que hay que transmitir a los deportistas jóvenes que, sin esfuerzo, entreno ni dureza mental, no se consiguen los objetivos.
Como entrenador o responsable de un club, cuando ves que el trabajo de meses da resultado, que un grupo ha seguido trabajando y al final alcanzas un objetivo, este no es ganar o perder sino una actitud o trabajo en pista. Pues que queréis que os diga, te sientes como si tus jugadores fueran Lebron James o Michael Jordan.