Se ha terminado ya, por fin, el calvario de esta temporada. Para más inri lo de esta “final” de campeones ha sido un auténtico bochorno. El hecho que una eliminatoria para definir el campeonato de Segunda B no tenga entrega de trofeos, no puede ser más cutre. Rubiales debería aboler este esperpento. Las cosas se hacen bien o mejor que ni se intenten. Después de 40 partidos al límite no hay ninguna necesidad de hacer pasar a dos recién ascendidos por 180 minutos de sufrimiento.
La exigencia del nivel de la próxima temporada en Segunda obliga a una reforma profunda de la plantilla.
Debate estéril
Sinceramente no termino de entender el debate sobre la continuidad de Vicente Moreno. El técnico ha manifestado ya su intención de seguir pero le pasa la patata caliente a Molango. No puedo comprender que, desde el mismo club, no se corten de raíz todas estas dudas. Es cierto que el míster tiene dos años más de contrato pero es un debate estéril si, realmente, ambas partes lo tienen claro. No sé si Moreno se deja querer por otros clubes o está buscando algo más del Mallorca.
Primera B
En cuanto a la planificación de la próxima temporada el club solamente tiene un plan. Desconozco si las bajas serán una docena o quince, pero habrá muchas. La mayoría de estos futbolistas tienen un perfil demasiado de Segunda B y fueron ideales para este ascenso. Pero el reto de la Segunda es otro y en la planta noble lo tienen claro. El límite salarial sí permite el plan alternativo si se quiere. Coincido con la teoría del CEO que, nada más ascender, nos dijo que lo del año que viene será una Primera B porque habrá clubes muy potentes y la lucha por las seis primeras plazas será a cara de perro. La temporada 2018/19 será apasionante y para que los más futboleros puedan disfrutar.
