En sus más de cien años de existencia el RCD Mallorca no había recibido un golpe de la magnitud y el trasfondo del protagonizado por su actual propietario Robert Sarver. El informe de la cadena de televisión estadounidense ESPN sobre conductas racistas y sexistas del también dueño de los Phoenix Suns ha hecho tambalearse los cimientos de la franquicia y ha dejado muy tocado a su club de fútbol.
En el club se han vivido capítulos surrealistas protagonizados por presidentes y propietarios que, antes del escándalo de Sarver, sonrojaban al aficionado y a la mayoría de la sociedad isleña. Lo que está sucediendo en los últimos días los deja en categoría de anécdota. Sarver ha hecho buenos a todos. Las acusaciones que se vierten sobre el millonario de Arizona nada tienen que ver con la gestión pero sí entran de lleno en cuestiones sobre valores humanos y con conductas que han dejado al descubierto la otra cara del fundador del Banco de Arizona.
A la propiedad no le preocupan sus 16.000 abonados ni ser dueños de la institución que recibe más dinero público.
Sumisos
Mientras en Phoenix se ha organizado un levantamiento popular contra Sarver, exigiendo que venda la franquicia y abandone la vida pública, en Mallorca todas las partes, empezando por el club, guardan silencio. Ni el presidente, amigo personal de Sarver, ha comparecido en ninguno de los medios oficiales de la institución hasta la fecha. Personalmente, ante la gravedad de las acusaciones, sigo esperando uan rueda de prensa de Andy Kohlberg en Son Moix, algo que no tiene visos de producirse.
Debemos conformarnos con un comunicado emitido a través de las redes sociales del equipo de baloncesto donde apoya a su amigo y socio como si creyeran que el Mallorca está fuera del área de influencia del escándalo. Quizás hayan conseguido, por lo escabrosas que son las acusaciones, que los influencers tuiteros callen y miren hacia otro lado. Algo que deja muy clara la sumisión al club y, por otra parte, su falta de valores interesados en los dólares de Sarver.
Inocente o venta
Lo que no han logrado evitar es que el affaire esté presente en los medios locales siendo portada y motivos de anàlisis, con alguna sospechosa excepción. Un buen mallorquinista de base pero con importantes contactos políticos y empresariales fue claro y contundente: “este partido se lo juega Sarver en Estados Unidos, está muy lejos para la mayoría de abonados, pero la investigación de la NBA será clave”.
Sin duda, de ser declarado culpable, ya nadie podrá ponerse de perfil y Sarver no podrá volver a Son Moix abiréndose paso el último capítulo de esta desagradable crisis que pasará por la venta de la SAD. El silencio de la propiedad, ignorando y sin ofrecer una explicación de lo que está pasando, confirma que no les ocupam ni preocupan los 16.000 clientes abonados, ni el hecho de ser dueños de la institución con más seguidores de la isla que recibe más dinero público de la campaña Visit Mallorca por ser imagen turística. Hay demasiados silencios que comeinzan a ser sospechosos, ¿verdad?