Semana grande la que vamos a vivir en la isla con la visita del Real Madrid y la boda de Rafel Nadal el mismo sábado. Como ha repetido en varias ocasiones el tenista a los fotógrafos y reporteros de la prensa de sociedad “a mí no me va este rollo”. Comparto su opinión por lo que nos centraremos en el otro gran acontecimientos que también está rodeado de glamour. El partido ante los blancos en Son Moix ha despertado un interés que no había logrado en sus últimas apariciones por Palma pero serán miles los que tendrán que verlo por televisión.
Durante estas semanas previas al choque se ha podido percibir que en nuestra isla existe un madridismo movilizado.
Espejismo
Quien avisa no es traidor y Maheta Molango ya advirtió este verano que aquellos que no se abonaran les costaría un dinero ver en directo el partido. El CEO ha cumplido con precios prohibitivos pero que los madridistas están asumiendo por su entrada. Durante estas semanas previas al choque se ha podido percibir que en nuestra isla existe un madridismo movilizado. Parecía que con los dos ascensos se había recuperado el mallorquinismo, especialmente entre niños, niñas y adolescentes, pero desgraciadamente solamente es un espejismo. Es cierto que los más pequeños con padres aficionados o abonados del club transmiten el sentimiento hacia los colores rojillos. Pero doy fe que en el colegio de mi hijo pequeño solamente se ve merchandising del Real Madrid. También en los parques públicos por los que los más pequeño juegan a la pelota no se ven camisetas rojillas y sí muchísimas blancas.
‘Madriditis’
Se puede alegar que la escoleta de la Fundació ha tenido que ampliar el programa de inciiación, pero su labor no debe deternerse aquí. En esta semana grande vuelve a quedar claro que interés por el Mallorca hay y mucho. Pero los mallorquinistas auténticos son muchos menos de los que parece. Ver la grada joven llena no debe servir para calibrar el nivel de implicación de un segmento de la juventud como verdadero barómetro. Los pequeños prefieren ser madridistas porque en su casa son los partidos que se ven y sus mayores siguen con devoción. Esta tendencia parece imposible de corregir cuando a los mayores solamente les interesa ir al estadio o hablar del club de su ciudad cuando quien lo visita es su Real Madrid. Algo hay que hacer. Un buen ejemplo de colonización de un club lo tenemos en el Palma Futsal que ha conseguido, aunque sea por contrato, que los futbolistas se impliquen en este apartado. Parece imposible que un futbolista de Primera pueda participar en eventos, talleres o simples visitas a colegios para compartis con los más pequeñitos una camiseta y un escudo que es el de su tierra.
Portada: Ramos, Cristiano y Martí en la última visita del Madrid a Son Moix en 2012 (Fútbol Balear).