El liderazgo que ejerce con brillantez el entrenador del Mallorca no es suficiente. Hablamos de un líder que, desde que llegó, es el único que, como mínimo, en dos ocasiones a la semana aparece públicamente representando al equipo. Sólo faltaría que también tuviera que dar la cara por cuestiones de club. Algo que, en alguna ocasión, también ha hecho sin estar en el guión del entrenador.
En este artículo no quiero referirme a esa figura como la que fue Maheta Molango en su época de CEO del club con el que se podía preguntar, incluso debatir, sobre cuestiones del día a día. Hoy en la entidad solamente el CEO de negocio es quien, muy de vez en cuando, se sienta ante los medios de comunicación para hablar de lo suyo. Alfonso Díaz se limita a su área económica y se desenvuelve bien.
Quizás Abdón, como fueron Víctor, Ramis, Bigas, Soler o Martí, debería asumir un papel para el que está capacitado.
Mano de hierro
Asumiendo el escenario descrito, quiero centrar la mirada en la falta de un líder en el vestuario y terreno de juego. Un futbolista que sea el gran capitán, el referente en el juego, la proyección del entrenador sobre el césped y, muy importante, que maneje a la plantilla con mano de hierro. No da la sensación que este perfil lo tenga ningún jugador que, a día de hoy, sea capaz al menos durante los partidos de transmitir, mandar y ejercer un liderazgo que no necesariamente comporte llevar el brazalete de capitán. Quizás en las cuestiones internas de vestuario exista este personaje, o en plural, que mueva los hilos. Pero, de puertas hacia fuera, no lo hay.
Ello conlleva que durante partidos como el del Rayo Vallecano exista anarquía y una falta de valores alarmante en el grupo. Resultan intolerables algunas conductas de desconexión de futbolistas, a los que parece que no va con ellos, mostrando una actitud muy poco profesional e insolidaria. Tiene que ser desmotivador para los que se dejan el alma en los partidos ver como muchos desaparecen y se borran cuando las cosas se tuercen. Los Dani Rodríguez, Salva Sevilla, Brian oliván, Ángel Rodríguez, Iñigo Ruiz de Galarreta o Iddrisu Baba se entregan pero no veo que tiren de unos galones, que los tienen, pero que posiblemente no vaya con su personalidad asumir ese rol.
Leyendas
El Mallorca siempre ha presumido de futbolistas que han sido claves a la hora de manejar a sus compañeros con dotes de mando y ordeno. Podríamos hablar, sin irnos muy atrás en el tiempo, de Chichi Soler, Samuel Eto’o, Vicente Engonga, José Carlos Nunes, Javier Olaizola, Dudu Aouate y, sin lugar a dudas, Pep Lluís Martí. Quizás sea el estandarte sobre el césped y fuera de él en la era moderna del club.
Las capitanías, el número de partidos disputados, el ser un buen negociador de primas, saber y presionar al club en cuestiones laborales no conlleva ser el líder del equipo. Con urgencia es necesario un líder en el campo. Quizás Abdón Prats, como en su día fueron Víctor Casadesús, Iván Ramis o incluso Pedro Bigas, mallorquines como los Soler o Martí, debería asumir este papel para el que creo que está capacitado. Pero el problema es que no cuenta para García Plaza. Falta un líder con mando en plaza sobre el césped.
Lo que falta son goles, muchos goles y menos literatura.