El reloj corre y, a fecha de hoy, ni el RCD Mallorca ni la empresa que representa a Luka Romero han anunciado acuerdo alguno en relación a su futuro más inmediato. Este caso se ha convertido en una reválida para Pablo Ortells tras el caso Budimir y el del joven Rabel Obrador. Tampoco se debe apartar la mirada hacia la propiedad que, a todas luces, se equivocó al adoptar una postura intransigente al no querer negociar la venta del delantero croata al Valladolid teniendo que aceptar una cesión sobre la bocina al Osasuna. Los antecedentes en un caso idéntico son demoledores para el director deportivo que el pasado octubre no pudo convencer al joven lateral izquierdo ni a su entorno para seguir en el club. Prefirieron al Real Madrid donde en la actualidad juega en el Juvenil B.
Ortells y Díaz deben mover ficha pero no parece que vaya a tener un final feliz el caso Luka Romero.
Inmovilismo
Parece injusto que con un simple cambio de residencia las jóvenes promesas puedan fichar por cualquier club que les ofrezca un mareante contrato además de un ilusionante futuro en un grande de nuestro fútbol. Pocos son los que prefieren seguir creciendo en casa. La ansiedad de sus agentes por cerrar una primera operación suculenta para ellos y la familia del futbolista. Se convierte en una misión imposible para el club que, desde pequeñitos, los ha formado y, en muchas ocasiones, hasta escolarizado. Robert Sarver no parece que esté por la labor de negociar o de modificar su hoja de ruta en operaciones futbolísticas. Desde su llegada al club rojillo existen varios ejemplos entre los profesionales o los jóvenes valores de la cantera de Son Bibiloni.
Laberinto
Habrá que esperar a que muevan ficha Ortells y Díaz pero no parece que vaya a tener un final feliz el caso Luka Romero para los intereses que representan los dos máximos ejecutivos de la entidad. Estamos ante una operación para retener al argentino donde se debe jugar a varias bandas. Si hay un maestro en este tipo de partidas ese es Mateu Alemany. En este asunto a los primeros que el expresidente se ganaría sería al padre, después al agente y, por último, al club que a medio plazo se convertiría en propietario del joven. Solamente hay un secreto en este tipo de maniobras y es que todas las partes deben sacarle un rendimiento económico y deportivo. Business is business.