La crono de Valladolid nos dejó algunas conclusiones que bien merecen ser recapituladas. La primera es que Sepp Kuss mantuvo el maillot rojo de líder. Cierto es que Marc Soler le recortó unos valiosos segundos, poniendo de manifiesto la guerra de bloques tectónicos que está dominando la carrera. Los Jumbo Visma, con el referido Kuss, Roglic y Vingegaard, y el UAE, con Soler, Almeida y Ayuso ― un total de seis ciclistas en el TOP10―, convierten La Vuelta en una verdadera contienda entre estos dos grandes equipos.
El último americano en ganar La Vuelta fue el veterano Chris Horner. Con cuarenta y un años sorprendió a los NIbali, Valverde y Purito de aquella época, con el Angliru como centro de operaciones. Un santuario ciclista que viene como anillo al dedo para dar respuesta al titular.
La Vuelta se ha convertido en una guerra táctica entre dos potentes escuadras: Jumbo Visma y UAE
Kuss comparte con Horner no tan solo su pasaporte, también su simpatía y carisma. Todavía se recuerdan las hamburguesas con las que el segundo sorprendía al personal. El actual líder ya nos ha regalado una de las imágenes icónicas de esta Vuelta, con su colosal trago de champagne subido a lo más alto del podio. Los ciclistas alegres y combativos se ganan con facilidad al aficionado.
Líder sorpresa
Kuss está considerado como uno de los mejores escaladores del momento. Viene de encadenar Giro, Tour y Vuelta. Cumplió como un soldado la misión encomendada. Salvada la crono – su talón de aquiles- ha fraguado su liderazgo, y no son pocos los que empezamos a barruntar si es un candidato inesperado a tenor de lo que se avecina. No sería la primera vez que un líder sorpresa consigue un triunfo inimaginable al inicio de las tres semanas. Hace pocos días, Perico Delgado recordaba cómo no pudo evitar el triunfo de Marco Giovanneti en el 90, y unos años antes, el de Erik Caritoux en 1984 sobre el malogrado Alberto Fernandez.
Kuss viene de encadenar Giro y Tour. Su liderato podría no ser casual.
Sabemos que el maillot de líder da alas, sin embargo, también obliga a no fallar. Su carácter le puede perjudicar. Su filosofía de vida y la concepción que tiene del ciclismo le pueden jugar una mala pasada. Por condiciones y características propias, así como las de sus rivales, el horizonte se vislumbra como despejado. Le veo capacitado de irse de todos sus rivales cuando llegue el momento de hacerlo; por equipo, facultades y compañeros, algunos podrían acabar convirtiéndose en gregarios de lujo, como hizo él con ellos.
En una Vuelta, sobre el papel, ideada para un escalador, a partir de ahora solo quienes se desenvuelven con soltura en las alturas tienen su chance. Y de ahí la pregunta; ¿puede Sepp Kuss ganar la Vuelta?