Antes del descanso del partido ante el Getafe se escucharon los primeros pitos desde la grada. Algo que no sucedía en Son Moix desde la temporada del descenso a Segunda B. Se trata del síntoma más alarmante que le puede suceder a un equipo y mucho más que las críticas que le pueden llegar desde el entorno, prensa incluida. La tribuna de preferencia levantó la voz y mostró su desacuerdo con la manera de jugar y los malos resultados. Esto ocurre cuando las sensaciones que transmiten los futbolistas son malas en todos los aspectos del juego.
A las críticas de los medios se han sumado los de la tribuna. Cuando esto ocurre es porque la crisis está cerca de estallar.
Grada soberana
Siempre he mantenido, y es además una máxima del fútbol de elite, que la grada es soberana y debería ser tomada muy seriamente por una planta noble más pendiente de Arizona con el caso Sarver. El equipo, o mejor dicho, muchos futbolistas rojillos necesitan regresar al nivel competitivo y futbolístico del comienzo de liga. De seguir con la actual dinámica solamente les puede salvar que la permanencia será muy barata.
De no mejorar, pero sobre todo si no se ganan partidos con urgencia, ni el speaker del estadio ni los jóvenes de la grada norte podrán camuflar el enfado del abonado de cubierta y descubierta como ocurrirá con las próximas broncas que seguro subirán de tono y a los que se unirá la pañolada de la lejana tribuna de sol.
Nerviosismo
Otra circunstancia que me llamó poderosamente la atención del pasado sábado fue la reacción de Jordi Mboula saltándose todos los códigos no escritos criticando al abonado por sus abucheos. Otro claro síntoma de nerviosismo y no querer ver la realidad. Pero, por encima de todo, es una falta de respeto hacia quien paga su carnet o una entrada. El inexperto futbolista que, dicho sea de paso, debería lo primero preguntarse por su decepcionante papel desde que llegó al Mallorca.
Ahora se avecinan partidos complicados como son los del Atlético de Madrid, Celta y Granada para regresar de vacaciones con el Barcelona en Son Moix cerrando la primera vuelta. Un panorama nada fácil que, sin duda, colocará al equipo en su lugar. Hasta el día del Getafe las críticas y las dudas estaban instaladas en la mayoría de medios de comunicación, ahora se ha sumado la tribuna de la que los Mboula y compañía deberían saber que, cuando esto ocurre, la crisis está cerca de estallar.
Seguro que Luis García Plaza, que domina los códigos del fútbol, ha percibido este nuevo escenario que habrá vivido a los largo de su carrera en otros clubes y con otras aficiones y sabe perfectamente que se trata de una señal peligrosa o primer aviso. Solo una urgente victoria puede servir de antídoto a la tribuna de Son Moix.