Todos nos estamos quedando sin argumentos ante la mala dinámica que el RCD Mallorca arrastra. Los números son demoledores pero basta con analizar los últimos cinco partidos que, con una sola victoria, resulta ser el peor equipo de la liga junto al Levante. Los de Vicente Moreno han fundido por el camino el colchón de puntos que tenía sobre sus rivales directos entrando en descenso y a dos puntos de la salvación que marca el Celta. Los números del equipo son para no dormir y, visto lo visto, se hace difícil pensar que, si no hay un cambio radical en defensa y ataque, el equipo está condenado al descenso a Segunda.
A los únicos que no parece preocuparles esta crisis, como ya ocurrió con el descenso a Segunda B, es a los propietarios.
Inmovilismo
La inquietud ha calado en un sector de la afición que, a través de la redes sociales, abogan por un cambio de entrenador. Algo que parecía que, pase lo que pase, el agradecido mallorquinista sería incapaz de pedirlo por los servicios prestados por el valenciano. Han resurgido los disidentes y los escondidos han reaparecido. La crisis es de tal magnitud que parece que a los único que, como ya ocurrió con el descenso a Segunda B, no parece preocuparles es a los propietarios. Es irritante ver desde fuera como se ha dejado pasar la oportunidad de intentar darle la vuelta a la situación. Algún motivo misterioso, o el simple hecho de haber cerrado el grifo de los dólares, acabará con el equipo de nuevo en el fútbol de plata.
Cabezas de turco
El termómetro para medir la intensidad del cabreo de la afición será el próximo sábado ante el Alavés. Ya se sabe que no es para nada vinculante el ruido en internet con el comportamiento del abonado sentado en la grada. Este es el que censura a propiedades, quita entrenadores o pita a los futbolistas. Es cierto que en estos nuevos tiempos del fútbol profesional a los propietarios, en especial a los extranjeros, poco les inquietan las pitadas o pañoladas. Viven lejos de la realidad y del día a día. No debería ser Maheta Molango quien pague los platos rotos de esta fiesta. Al entrenador le han buscado la ruina deportiva esta temporada. Solamente tengo una duda y esta es si al míster, a la hora de firmar su renovación, le prometieron perfiles de futbolistas que nunca han llegado o aceptó el comrpomiso a ciegas.
