Paso al emperador Pogacar

Quizá sea excesivamente superior. Difícil encrucijada, dilema que surge cuando aparece una figura de tamaña dimensión, que al compararse con el resto de los contrincantes, se cae en cuenta que la superioridad es tan evidente que cabe el riesgo de caer en la monotonía.

La competición precisa, exige, oposición real. De lo contrario, es un monopolio, es el poder absoluto

Pogacar reina con mano firme el ciclismo actual. Su absolutismo corre el riesgo de ser aburrido. Por eso, circunstancias como la que ayer se dio, ayudan a humanizar al personaje.

Pogacar también se cae.

Pogacar también se cae. Se magulla, sangra. La diferencia es que se levanta. Se vuelve a subir a la bicicleta, y remonta a todo el que tiene por delante. Emerge así la admiración, el respeto debido.

El suceso ocurrió a falta de cincuenta kilómetros. Pidcock iba por delante. El inglés no era rival menor. Ganador en el 2023, su inicio de la temporada y sus antecedentes le convertían en un rival de entidad.

Entonces, emergió el campeón, el emperador. Se sobrepuso a toda resignación e impuso un pedaleo incesante, triunfal e imposible para cualquier contrincante. Solo cuatro kilómetros duró la incertidumbre.

A falta de cincuenta kilómetros se produjo la caída de Pogacar. Entonces, emergió la raza del campeón.

Pogacar neutralizó la amenaza. Con Pidcock y Connor Swift bajo su control, repuso pulsaciones, y renovó su estrategia para conseguir su tercer triunfo en el Corso de la Piazza del Campo de la bella Siena. Por delante quedaban Colle Pinzuto y Le Tolfe, dos colinas sin asfaltar. No espero a la segunda. Atacó mordazmente.

A falta de diecinueve kilómetros iniciaba su cabalgada definitiva. En solitario se dirigía implacablemente, divinamente, cual emperador. Solo sus heridas, su maillot zurcido y roto recordaban su humanidad. Su cabeza rememoraba la caída. La subestimación de la curva fatídica le pudo complicar la temporada. Pudimos contemplar su destreza, su técnica en el derrumbe. Supo tan bien caer como levantarse.

El campeón no parece tener límites. Los tiene, pero hasta el momento nadie dio con ellos. Pogacar volvió a levantar los brazos en la icónica plaza medieval de Siena.

Fabio Cancellara, ganador en tres ocasiones en la Strade Bianche, conocido en sus años de corredor como el Gladiador, observaba la gesta como un espectador más

Italia entera, los campos verdes de la Toscana, el pueblo exultante de emoción se rinde a su paso victorioso. Pogacar es imparable.

Mavi, consigue un más que meritorio quinto puesto

Mavi Garcia lo volvió a intentar. Nadie puede poner en duda la ambición incansable de la mallorquina. Consiguió atemorizar a las grandes favoritas protagonizando una escapada que llegó a contar con más de un minuto de diferencia.

Finalmente fue neutralizada y la carrera se dirimió en entre Demi Vollering, reciente ganadora en la Volta a la Comunidad Valenciana y su compatriota Anna Van der Breggen.

El duelo entre neerlandesas se vivió en las rampas que desembocan en la Piazza del Campo. Un final que hizo justicia a una carrera que cumplió con creces todas la expectativas de emoción y espectáculo.

 

Mav García volvió a demostrar su raza de campeona.

Sobre Fernando Gilet

El Rutómetro de Fernando Gilet. Blog personal | IG @fernandogilet | Opinión, comentario y análisis de la actualidad ciclista de allí y de aquí con un toque muy personal.

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