La situación de parada competitiva, en un tramo de temporada en el que mejor tienes que estar físicamente para acabar a un nivel alto para luchar por tus objetivos, hará mucho daño a los clubes y sus futbolistas. El jugador pierde ritmo de competición y le costará recobrarlo del mismo modo en el que se encontraba hasta que se paralizó todo. Con dos semanas de parón por ley y otra con fecha UEFA nos plantamos casi en un mes sin competir.
El jugador pierde ritmo de competición y le costará recobrar el mismo nivel de ahora.
Incertidumbre
El hecho de que no se permitan hacer partidos amistosos le complica mucho su tarea a los preparaodres físicos. No será sencillo organizar entrenamientos individuales sin saber hasta cuando puede alargarse esta situación tan difícil de asimilar para los clubes. A nivel del entrenador no puedes adelantar un trabajo de no sabes si te va a valer porque sabes que tenías que jugar contra el Barcelona pero, con el paso de las semanas, esto cambiará a medida que se solape el calendario.
Poco margen
También es importante tener en cuenta qué jugadores estarán en las mejores condiciones para competir a nivel físico y también mentalmente. El futbolista también se encuentra en la tesitura de no saber a ciencia cierta dónde puede llevar a cabo ese trabajo. Uno puede pensar en salir a correr al bosque pero las medidas pueden restringir su entrada en ellos y los gimnasios están cerrados para evitar aglomeraciones.