Sin dejar de congratularnos la gran temporada del Mallorca, es verdad que llama la atención la gran diferencia de la versión del equipo en casa y fuera. En Son Moix se gana jugando bien al fútbol y generando sensación de superioridad sobre los rivales. No es menos cierto que, para poder estar en PlayOff, hay que ganar fuera de casa. En Segunda se ganan los partidos por ciertos detalles. Es por ello que mantener la portería a cero en una categoría tan dura como esta supone el 95% de la victoria como visitante.
Si queremos ver al Mallorca arriba, hay que ganar los seis puntos de casa ante el Elche y el Oviedo.
Sin miedo
Eso es lo que le está pasando al equipo. Se dejan escapar puntos por detalles fuera de casa cuando, estos mismos, en Son Moix, se mantienen bajo control. La decepción es evidentemente grande. No es una cuestión de miedo ni de ver fantasmas de anteriores partidos como el de Zaragoza o Cádiz. Lo cierto es que el Tenerife se soltó a partir del cero a dos y empezó a apretar. Ahí los de Moreno se fueron achicando a pesar de ir venciendo con claridad.
Juntar líneas
Con la sucesión de las ocasiones, cada vez más claras, la mano del entrenador desde el banquillo está limitada. Vicente Moreno solamente podía pedir que cerraran espacios y se juntaran los hombres sobre el campo. Pero, cuando todo sucede tan deprisa, cualquier error de precipitación abre algún hueco al rival y por allí pueden empatarte. En ese aspecto tampoco ayudó quedarte con diez por la expulsión de Estupiñán. Si queremos ver al Mallorca arriba, hay que ganar los seis puntos de casa aprovechando el mal momento del Elche y jugártela ante un rival directo como el Oviedo.