El Mallorca fue víctima en el Santiago Bernabéu de las masivas rotaciones en su once titular que aplicó Luis García Plaza. No sé si hay algún entrenador de los veinte de Primera que puede confeccionar dos onces igual de competitivos. Por descontado los mallorquinistas no los tienen y quien diga lo contrario, miente. Los rojillos jugaron lo que se suele decir un partido de guante blanco. Al final de la primera parte solamente habían cometido dos faltas de las ocho en todo el partido cuando el Real Madrid terminó con diez más. A un rival de esta entidad hay que pararlo como sea y no empecinarse en sacar el balón jugado desde atrás porque, si te roban la pelota, piensan tan rápido y brillante que te eliminan generando ocasiones de gol una detrás de otra.
Gayà no debería haber debutado con una defensa y centro del campo debilitados y menos en el Bernabéu.
No era el escenario
El debut de Josep Gayà puede justificarse por las lesiones en defensa. Entonces esa línea estaba cogida con pinzas pero Brian Oliván y Joan Sastre ya jugaron contra el Villarreal y la única variación fue la salida de Jaume Costa por el canterano. El mallorquín, en mi opinión, solamente debería haber debutado con una formación fuerte, competitiva y de garantías. Ese no era el momento con una defensa y centro del campo debilitado y en un escenario como el Santiago Bernabéu ante un Madrid entonadísimo con unos registros en ataque implacable.
Quemar etapas
Gayà juega en un filial que, lamentablemente, milita en la quinta división del fútbol español. Son demasiados peldaños como para estrenarte en un contexto así. Ahora su porvenir dependerá de la capacidad que tenga para mejorar. Un error ante Karim Benzema y en el Bernabéu tiene consecuencias muy diferentes a hacerlo en Tercera División en la isla. Lo normal es, en el segundo caso, que el margen de error te permite recuperar la pérdida o evitar el gol. Si el joven central tiene habilidades para jugar en equipos superiores debería ir quemando etapas pero de forma progresivamente lógica.
Bueno, al final del partido se fué de fiesta para celebrar sus cagadas con una peña madridista.