Guillem Llaneras empezó a entrenar a los 19 años y lleva casi tres décadas en los banquillos del futbol de ca nostra. Se estrenó en las categorías formativas del Esporles y ha llegado al primer equipo del Constància donde lleva ya seis temporadas consecutivas como primer entrenador. Ascendió al Joventut Sallista a División de Honor Juvenil y, como segundo entrenador de Nico López, al equipo inquero a Segunda B (2011/12). Su primera experiencia en el fútbol de bronce llegó también como técnico asistente del decano de los banquillos del fútbol mallorquín en el Atlètic Balears (2013/14).
Tomeu Terrasa: ¿Qué le caracteriza como entrenador?
Guillem Llaneras: Tengo carácter pero con la edad he vuelto manso. Me gusta mandar. Lo hago en mi trabajo y en el campo de fútbol. Con el tiempo me he convertido en una persona más dialogante y hago partícipe a la gente que me rodea.
¿Cómo se definiría?
Como un entrenador trabajador. Me gusta mucho entrenar porque la competición, a veces, me estresa mucho. Disfruto de desarrollar las sesiones en un campo como este para preparar un plan de partido y contrarrestar a los rivales que siempre tienen herramientas.
¿Qué ha aprendido en casi treinta años entrenando?
Que es bueno tomarse el fútbol con seriedad pero no deja de ser un juego. En nuestro caso no nos reporta lo suficiente como para dejarte la vida o sacrificar tiempo con tu familia. También me he dado cuenta que, si solamente vives el fútbol por los resultados, llegará un momento en que te frustres.
¿Y de la Segunda B?
El año en el Baleares con Nico López me di cuenta de lo que es el fútbol semiprofesional y hubo cosas que no me gustaron. No estaba hecho para ello y me sirvió para enfocar como quería que fuese mi carrera.
Me gustaría seguir siendo el entrenador del Constancia en el año de su centenario.
¿Se ha planteado salir a entrenar fuera de la isla?
He tenido ofertas y posibilidades de entrar en el mundo profesional del fútbol pero me siento muy de aquí. Me dejan entrenar al Constància que es un histórico de la isla y es algo de lo máximo que se pude aspirar. No puedo pedir más.
¿Cómo lo lleva su familia?
Mi mujer es más futbolera que yo. A veces el fútbol me satura por la competición y ella me incita a ver partidos de los rivales. Tener una esposa futbolera tiene sus ventajas porque nunca me ha dicho que no a nada por fútbol. Casi sabe tanto como yo y a veces cenando me hace comentarios técnicos y tácticos lo cual suele traer tensiones (risas).
¿Qué objetivos de futuro tiene?
Dejar al Constància donde se merece. Entre los mejores de Balears o en Segunda B. Tamvién me gustaría seguir siendo el entrenador del Constancia en el año de su centenario.