Este año ya han caído ocho entrenadores en las catorce jornadas disputadas hasta la fecha. Es una cifra que me llama poderosamente la atención y que explica muy bien como es esta Segunda Divisón. Han cambiado su técnico Tenerife, Nàstic, Lugo, Zaragoza y Extremadura además de Las Palmas, Sporting y Córdoba que han sido los últimos. Este baile de entrenadores en los banquillos refleja el alto nivel de exigencia y la falta de paciencia en proyectos presos por la inmediatez de resultados.
Ya han caído ocho entrenadores en catorce jornadas disputadas en Segunda.
Apuntar alto
Se ha establecido la idea en Segunda que todos los equipos son candidatos a ascender y con opciones de estar entre los seis primeros clasificados. Casos en los últimos años como los ascensos del Eibar, Leganés, Alavés, Girona o el Huesca tienen la culpa. Esto se acentúa con los frecuentes ejemplos de clubes que acaban de descender de Primera y no logran volver automáticamente a la máxima categoría o sufren mucho, como el Mallorca, en la división de plata. Este sistema de competición en la que el sexto clasificado promociona y tiene muchas opciones de ascender, da esperanzas a todos los equipos.
Cara y cruz
Hay dos ejemplos muy claros esta temporada de la importancia de tener paciencia y confiar en el trabajo de tu cuerpo técnico. El arranque del Cádiz, con una sola victoria en diez jornadas, presagiaba que Álvaro Cervera estaba sentenciado. La racha de los gaditanos en el último mes, con cuatro triunfos consecutivos, le tiene asomando la cabeza al PlayOff de ascenso. El Nàstic es la otra cara de la moneda. Los catalanes prescindieron de Gordillo tras diez jornadas y una sola victoria. Quique Martín, su relevo, logró ganar ante el Oviedo en su debut. No obstante, a partir de ahí, han venido tres tropiezos consecutivos que le han devuelto a ocupar la última posición.
Portada: Vicente Moreno junto a José Ramón Sandoval, cesado del Córdoba esta pasada jornada (LaLiga).
