Estoy siguiendo con asombro las formas y movimientos del RCD Mallorca esta pretemporada. Al margen de cualquier consideración sobre que estamos en un verano futbolístico atípico, con muchas cuentas pendientes por resolver del ejercicio 2019-2020, hay cuestiones difíciles de entender. Resulta complicado valorar la conducta egoísta de la propiedad con la persona de Vicente Moreno al no querer llegar a un acuerdo para que pueda marcharse. La postura de los americanos es un nuevo ejemplo de su ignorancia en este mundo del fútbol profesional de elite.
La propiedad debe hacer un ejercicio de conciencia sobre lo mal que se ha manejado con Moreno y por qué quiere marcharse.
Contra su voluntad
El acuerdo entre las partes debería haberse producido el primer día tras haber finalizado la liga y, además, escenificado con un abrazo entre Köhlberg y Moreno con una rueda de prensa incluida. Los contratos en el fútbol nunca se han firmado para cumplirse y menos con los entrenadores. A ellos se les despide de un día para otro, pero siempre con una negociación por el tiempo que les queda de contrato aunque la ley habla del pago íntegro del mismo. Algo que nunca ocurre. Al margen de papeles firmados que tienen su valor legal y jurídico, debería prevalecer el del sentido común y este dice que a nadie se le puede obligar a trabajar en una empresa contra su voluntad.
Injusticia
Estaría bien que la propiedad hiciera un ejercicio de conciencia sobre lo mal que se ha manejado con Moreno desde el ascenso a Segunda y entendieran por qué quiere marcharse. En este punto, gran parte de la afición está siendo injusta con sus descalificaciones hasta llegar incluso al insulto a una persona que, en un año, ha pasado de héroe a villano para la mayoría del mallorquinismo. Flaco favor le ha hecho al club que se filtrara el nombre de Andoni Iraola como futurible sustituto. Ello ha reforzado la posición del Espanyol para exigirle al Mallorca que libere al técnico valenciano si ya están tienen en mente a otro capitán de barco para el nuevo proyecto en Segunda.