Los dos nuevos movimientos peñistas que han surgido recientemente tras la desintegración de la Federació de Penyes están equivocándose con su papel. Las federaciones, asociaciones, uniones de peñas o como se les quiera llamar, no pueden enarbolar la bandera de la oposición ni convertirse en agitadores o colaboradores militantes de la oposición al poder establecido. Rosa Planas y su directiva tuvieron que dar un paso atrás y fueron bloqueados por el club al utilizar su plataforma y facilidades para llegar a los medios desde donde lanzaron continuas y, en ocasiones, duras críticas a Maheta Molango, en especial y también a los futbolistas. El club y el CEO recibieron con cordialidad a la Unión de Peñas y al Movimiento escuchando una hoja de ruta que pasaba por la línea de acercamiento, colaboración y apoyo al club en el área social.
El fútbol es un negocio y el que no quiera entender como lo que es, sobra en LaLiga profesional.
Fuera de lugar
Pero la realidad ha sido muy diferente. Apenas han tardado unos días en hacer todo lo contrario. Su primera aparición pública en algunos medios críticos con la actual forma de gestionar el club, ha sido para exigir a Molango que abra la grada superior de la tribuna de sol. Una reivindicación que está condenada al fracaso y que está fuera de lugar. ¿Quienes son los peñistas para exigir que se abra o cierre una tribuna? Tampoco es su cometido opinar de cuestionar empresariales o de horarios. Solamente falta que le quieran hacer la alineación a Vicente Moreno. Peñistas y abonados están en su derecho de opinar como lo puede hacer cualquiera. Otra cosa es exigirle a la propiedad un cambio en su criterio deportivo, social o económico porque son unos aficionados peñistas. El fútbol es un negocio y el que no quiera entender como lo que es, sobra en todo lo que es el universo de LaLiga profesional. Afición, medios de comunicación y patrocinadores deben entender que aquí quienes mandan son los clubes y la LFP. El último ejemplo de que en el fútbol moderno no tienen sitio ni los bombos o los disfraces con objetos contundentes, lo hemos tenido en Oviedo y Son Moix durante la pasada jornada. El concepto de aficionado de hoy en día parece que a algunos les cuesta o no quieren entenderlo.
Ni voz, ni voto
El fútbol elitista va por el camino contrario a las peñas y abonados que piensan que siguen teniendo voz y voto como cuando eran socios. Hoy al estadio se tiene que ir a ver un espectáculo donde tienes que tener todas las comodidades posibles, sin humos ni aficiones chillonas ni ordinarias. El trato hacia los más pequeños debe ser prioritario y cariñoso con una buena oferta de restauración y ocio para todos los públicos y una gran apuesta hacia el movimiento social y cultural donde el papel y el trabajo de las asociaciones de peñas deben tener su espacio y protagonismo. Al dueño, lo que le ocupa y preocupa seguro que son otras cuestiones como la de conseguir que el club pierda el menor dinero posible y lograr los objetivos marcador a medio plazo. Seguro que en esta lista no está ninguna de las peticiones de los peñistas. La visión de Sarver o de cualquier propiedad, sea del negocio que sea, es la rentabilidad económica y parece ser que los románticos no lo quieren entender y los disidentes lo utilizan para bombardear la refundación del club que nadie detendrá. Yo era un romántico aferrado a la vieja escuela pero, tras un año en Segunda B, entendí que toca renovarse o morir.