El terremoto que ha supuesto el anuncio de la Superliga no ha alterado la normalidad que reina en el resto del planeta fútbol. Para mí fue una sorpresa que saliera Florentino Pérez a explicar un proyecto de esta envergadura con la intención de empezar este mismo verano. Creo que, como mucha gente piensa, se ha llevado a cabo con muchas prisas y sin un mensaje concreto. Ante tantas incógnitas es normal que se haya producido un rechazo general. Al principio eran quince clubes y luego doce porque otros no se atrevían a dar el paso. Tampoco tenía mucha explicación que hubiese seis clubes ingleses y solamente tres de España o Italia. ¿Por qué incluyen al Tottenham o al Arsenal que van mal en su respectiva liga? En este siglo precisamente el Sevilla ha ganado más títulos que los gunners y no se cuenta con ellos.
En el fútbol no existe un draft que dé preferencia a los equipos con menor puntuación para fichar talento.
Aragonés
A mí no me gusta que los grandes clubes lo sean cada vez más y los modestos tengan cada vez más desventaja. Se habla que hay partidos de equipos que se ven cada vez menos. Es normal cuando las grandes figuras se concentran en las plantillas de unos pocos clubes. Precisamente los responsables de la inflación del mundo del fútbol son estos mismos clubes que ahora se están quejando que no pueden sostener este ritmo de gasto. Pongo la referencia del año 2001 cuando quedamos terceros con Luis Aragonés. En ese supuesto no hubiésemos ido a la Superliga a pesar de haber ganado esa temporada al Barcelona o al Real Madrid en la competición doméstica. Logramos esa posición porque hace veinte años no existía tanta distancia entre los jugadores de un club y otro. Teníamos en el Mallorca jugadores internacionales como Eto’o, Luque, Finidi, Nadal, Leo Franco, Engonga, Ibagaza o Stankovic. Con esos nombres podías plantarle cara a un grande incluso en su casa.
Cultura del esfuerzo
Ahora es impensable y lo comprobamos la pasada semana. El once titular del Getafe no pudo pasar del empate a cero contra un Madrid con bajas muy sensibles e incluso alineando a jugadores del filial y con juveniles para completar la convocatoria. Si se mantiene esta dinámica las distancias todavía se agrandarán más y no existirá competitividad luego. Llevamos tiempo que los tres grandes pasan el rodillo acabando las ligas con 90 e incluso 100 puntos sobre 114 posibles. Cuando se quejan de que no hay atractivo en nuestra liga es precisamente por la brecha que ellos mismos han abierto respecto al resto. El deporte se basa en la cultura del esfuerzo y en los méritos que hace cada uno por mejorar su status y aspirar a ser el mejor con un premio al final. A veces comparan la Superliga con la NBA. Pero la liga estadounidense de baloncesto tiene un mecanismo como el Draft para darle oportunidad al equipo con peor puntuación de fichar a los mejores jóvenes talentos. Aquí no es así.