El fútbol mallorquín no entiende la imprudencia que cometieron varios jugadores del Mallorca saliendo de fiesta tras la victoria sobre el Atlético de Madrid y que se alargó hasta pasadas las cuatro de la madrugada en un local de copas. El hecho que futbolistas profesionales se salten el orden interno, en relación a los horarios, no es nuevo ni será la última vez que ocurra. Pero por el hecho de ser habitual no se debe mirar hacia otro lado. Estas conductas, como poco, deben ser denunciadas y no tapadas por incluso los propios clubes quienes, en la mayoría de casos, buscan avergonzados excusas insostenibles.
La fiesta tras la victoria se alargó hasta las cuatro de la madrugada en el Marítimo habiendo entreno el domingo.
Consentidos
Cuando el equipo funciona y gana, cumpliendo sus objetivos en liga, son los mismos aficionados del equipo quienes en los pubs y discotecas les invitan a copas y les jalean sus éxitos. Cuando las cosas no van según lo previsto, el escenario cambia y lo tienen más difícil pasar desapercibidos. Es cierto que depende de varios condicionantes como el grado de implicación de las aficiones con sus jugadores y del sentimiento de estos con la institución. En unas plazas son más exigentes con sus futbolistas y en otras, como el caso de Palma, nadie está pendiente de si en el VIP hay o deja de haber futbolistas.
Falta de respeto
Se coja por donde se coja, lo ocurrido el pasado sábado en un local de la zona del puerto comercial, es un acto censurable. Incluso en el hipotético caso de haber tenido el consentimiento del entrenador. La lectura que se debe extraer es la poca implicación de unos jugadores con quien les paga y con sus compañeros que se refugiaron en casa con la familia. Por no hablar del que pasó la noche en el hospital. Además de los profesionales que les miman como médicos, fisioterapeutas y nutricionistas. También respecto a tantos mallorquinistas que, después de una temporada aguantando y padeciendo en su corazón rojillo la peor racha de resultados negativos de los últimos treinta años, se merecen un respeto.
Alerta covid
De la salida fiestera, otra de las conclusiones a analizar es como Antonio Raíllo y Manolo Reina pueden llevar el brazalete de capitán de un equipo con la historia del Mallorca cuando no se pueden representar ni a sí mismos. La situación del equipo con un alto riesgo de descenso a Segunda División, además del hecho de haber ganado un partido, no legitima estas conductas. Parece que ninguno de los miembros de la plantilla se acordó que el covid sigue presente y más en un local cerrado y abarrotado de gente tomando copas. ¿Se imaginan por un momento la aparición de un brote en el vestuario por una imprudencia de esta magnitud?
Irresponsables
Incluso teniendo la noche libre, que no era el caso, faltando siete partidos para decidirse si seguirán en Primera. Mi intención no es entrometerme, en ningún caso, en la vida privada de ningún futbolista. Pero creo que estos hechos se deben conocer para que el abonado, que paga, tenga claro el perfil de algunos, muy pocos, jugadores de su equipo. En especial el de dos de sus capitanes como Raíllo y Reina. El Paseo Marítimo de la isla de las tentaciones vuelve a abrir sus brazos en el peor momento para los futbolistas más irresponsables del Mallorca. Alguien debe poner orden con urgencia antes de que se les vaya de las manos.
Patetico
Quien, l’ós protagonistas o el mensajero?