Han pasado casi dos días y todavía no se le ha encontrado una explicación a los sucedido en Tarragona. Se tiró una oportunidad única de seguir con posibilidades de ascender directamente y mantener el colchón para asegurar el PlayOff, cosa que todavía no lo está. Es cierto que se sigue cuarto en la clasificación pero la pérdida de credibilidad ha reforzado la de sus rivales directos que se han encontrado con un regalo inesperado. Hace siete días hablábamos de que el Mallorca era un equipo con confianza, enchufado a la liga y con la licencia para soñar con el ascenso directo. Pues bien, estos mismos futbolistas con Vicente Moreno a la cabeza, porque algo de culpa tendrá el entrenador en el cao de Tarragona, se han mostrado incapaces de afrontar los partidos a priori más asequibles con supremacía.
Toca volver a rebajar la euforia porque nos puede llevar al fracaso.
Exceso de confianza
Córdoba, Numancia y Nàstic son los desgraciados ejemplos donde parece que este grupo, si no juega con presión, se confía y se desvanece. Finalizado el partido ante el Sporting, la grada despidió a los futbolistas con el ¡Sí, se puede! motivando una marea roja de aficionados, casi 500, que quisieron estar en el Nou Estadi para que, de esta manera, conseguir el efecto de casi jugar como locales pero no sirvió de nada. El equipo estuvo desaparecido en este combate. Ese subidón nos ha hecho equivocarnos en la lectura fría de la situación. Es cietto que el equipo en Son Moix es poderoso. Los números son indiscutibles con catorce victorias, tres empates y solamente dos derrotas. Haber tirado los partidos contra dos descendidos como visitante resulta sorprendente. Da la sensación que al grupo de Moreno el exceso de confianza le juega en contra, algo que no debería repetirse si valoramos a los cuatro rivales a los que debe enfrentarse a Almería, Deportivo, Granada y Extremadura.
Difícil explicación
Ahora ya no se puede fallar. Se ha consumido el comodín de Málaga. Otro despiste te puede dejar fuera de estar entre los seis primeros que, después de las expectativas levantadas de esta excelente liga, sería una pena e incluso creo que se rozaría el fracaso. Ahora ya no vale el discurso recordando de donde venimos. La realidad nos lleva a pensar que no se puede desaprovechar esta gran oportunidad, como mínimo, intentarlo. Un mal partido lo puede tener cualquiera pero, que sean todos los futbolistas que lo tengan el mismo día y siempre en escenarios y circunstancias similares, tiene una difícil explicación. Toca volver a rebajar la euforia, suspender todos los eventos, cenas de peñas previstas y regresar al encierro de Son Bibiloni al recogimientos y a la filosofía de Moreno. La euforia nos puede llevar al fracaso.
Portada: Caras largas en el regreso de la expedición rojilla tras el varapalo de Tarragona (TTdeporte).