El Mallorca más americano zarpa esta temporada. Con el estadio deseado, la propiedad del club centenario explotará la idea de pasar el domingo en Son Moix, como quien se va a cualquier centro comercial de turno a echar el día.
Se hace difícil imaginar un cambio de costumbres tan drástico en la mentalidad mallorquina. Recuerdo que en los años gloriosos de Gregorio Manzano, el entrenador se quejaba de la irregular asistencia de la afición al estadio. Se argumentaba que los mallorquines tenían muchas opciones de esparcimiento, que disfrutaban más de “ir a la caseta” a comerse una paella que ir a ver a su “Mallorqueta“. No le faltaba razón.
La propiedad americana quiere el que el aficionado pase ocho horas en el estadio. Para conseguirlo, es fundamental que el equipo no aburra.
Por no referirse al habitual y todavía feo hábito de abandonar el campo diez minutos antes de la finalización del partido, y evitarse la retención en la Vía de Cintura. En esta faceta, también hay múltiples anécdotas autóctonas que sorprenden a cualquier aficionado peninsular cuando se le comentan.
Sin embargo, hemos visto cambios más drásticos en esta microsociedad que conformamos los isleños, por lo que no es descabellado imaginar que si el equipo funciona, la oferta de entretenimiento es diversa y de calidad, la propiedad americana vea cumplida sus expectativas. El experimento socioeconómico es todo un reto al que habrá que darle seguimiento.
Objetivo: no aburrir a las ovejas.
Creo que la primera condición expuesta – que el equipo funcione- es clave para alcanzar el propósito. Como el equipo se zarandee en la tabla de la clasificación no me imagino el éxito de la jugada. La apuesta por Jagoba Arrasate es clara: desterrar el aburrimiento de las gradas. Esta última temporada se vio a más de un aficionado dar alguna cabezada en pleno partido.
Arrasate cuenta con la confianza necesaria para dar un giro a la propuesta de juego del equipo
El equipo no puede aburrir de una manera tan manifiesta. Un cambio en el planteamiento de juego, manteniendo la prioridad en el resultado sin despreciar la propuesta de juego, es la razón del cambio de ciclo en el banquillo. Arrasate ha venido a eso. Se le juzgará en función del resultado de esta ecuación.
Por lo visto en esta pretemporada creo que se verán cosas diferentes. Una apertura en el criterio de juego, la asunción de riesgos calculados, una mayor verticalidad y velocidad con el balón, y una apuesta más atrevida por la juventud que habita en la ciudad deportiva Antonio Asensio. Prometedor.