Iniciada la recta final del 2023, es el momento de balances y despedidas. Ilustres nombres que han engrandecido al ciclismo con su profesionalidad y dedicación, finalizan una etapa. Probablemente, para la gran mayoría de ellos, aquella que destacará su vida entera, por la que serán siempre recordados, e incluso, de la que vivirán el resto de sus días.
Ser ciclista imprime carácter y condición. Es un oficio que exige una vida monacal. Una entrega radical no exenta de renuncias dolorosas. Algunos perdieron su juventud detrás del sueño de emular a sus ídolos del Tour, del Giro o de la Vuelta a España. Lograron acercarse, competir con ellos, ganarles y asistir a su despedida. Ahora es su turno. Se van con la cabeza alta, y existen multitud de razones para rendirles homenaje y otorgarles honores.
Sagan, el talentoso
El más insigne de los ilustres que se retiran del ciclismo profesional es Peter Sagan. El triple campeón del mundo, un hito único en la historia, regresa a la mountain-bike y abandona la carretera. Sagan fue considerado, en los años grises de dominio absoluto del Sky, como el ciclista más talentoso del pelotón. Logro siete maillots verdes en el Tour de Francia y centenares de victorias, registros que le sitúan entre los más grandes.
A Peter Sagan se le puede considerar un pionero en el ciclismo. El rockstar que dio brillo a una época gris.
Sagan fue puro talento, espectáculo para la vista. Acompañado de un indiscutible carisma, su figura no dejaba a nadie indiferente. Capaz tanto de enamorar como de generar animadversiones irreconciliables. Dominó de forma aplastante su faceta de especialista. Alternaba rivales, siendo siempre el rubio esloveno el protagonista principal de la secuencia.
Pionero, supo explotar como nadie su imagen, que fue transformando con el paso de los años. Pasó de rock-star al tupe de Travolta en Grease, hasta la actual, la de un ejecutivo que va en bicicleta a trabajar. También se equivocó. Tuvo incidentes con la policía, fue detenido por alguna falta de urbanidad y reconstruyó su imagen de deportista.
Se despide un grande, como el año pasado hicieron Nibali o Valverde. Ya tiene su libro biográfico. El primero de otros que le seguirán. ¡Gracias Peter!.
Mineros del oro de Valverde
Los capitanes de navío del Movistar, lugartenientes de Valverde en sus más de veinte años de profesional finalizan su larga trayectoria . Erviti y Rojas representan al gregario perfecto. Discretos mineros, incombustibles y respetados por todos. Son de aquellas personas que no precisan hablar para generar la admiración del buen observador. Su presencia, dentro y fuera del pelotón, representan todo lo que es el ciclismo. Nadie puede reprocharles nada. Son y se levantarán ciclistas en cada amanecer. Con los años, el recuerdo se alejará, sin embargo, su obra permanecerá intacta y grabada cuando sí se rememoren los triunfos de sus líderes. Es la eternidad de la generosidad hecha trabajo.
Con la retirada de Erviti y Rojas, Luis Leon Sánchez y Jose Herrada se cierra una etapa del ciclismo español
Pinot, el francés que reinó en Italia
Otro de los ilustres nombres que abandona la vida profesional es Pinot, el francés que reinó en Francia e Italia. Puro carisma, atrevimiento, osadía y fragilidad envueltos en la figura de un ciclista grande con la mentalidad de un niño. Lo pasó mal, muy mal este escalador. Tocó con sus manos el sueño imposible, el oropel de los Campos Eliseos. Disfrutó desde el segundo escalón del resplandor de las cúpulas parisinas, de la euforia y cariño de la afición que le vio crecer.
La “Pinotmania” habla mucho de este ciclista que encandiló a la afición por forma de entender el ciclismo.
Querido en todas partes, en Italia enamoró. Su último año fue su mejor descenso. Paradoja de una de las razones que le impidieron alcanzar las cotas que anheló. No ganó el Tour pero sí que venció a la frustración más íntima. Enemigo invisible capaz de amargar la existencia. Existen casos conocidos que nunca la superaron. Pinot, la venció, y nos regaló un final de carrera alegre y feliz. Con cánticos y alboroto, un tumulto coreaba el cántico de la “Pinotmania”, en el Giro, en el Tour y en Lombardía. No todos pueden contar con esa suerte.