Me resulta incómodo hablar o debatir sobre cuando regresará el fútbol estando, a día de hoy, en el tercer país con más fallecidos del mundo, con millones de desempleados, un tejido empresarial al borde de la destrucción y con 47 millones de españoles confinados en sus domicilios. Sinceramente, no es el momento. Al aficionado, abonado y ni mucho al Gobierno les preocupa lo más mínimo nada relacionado con el fútbol. Tenemos muchas otras necesidades. La primera y más importante es garantizar la salud pública.
El único discurso que llega es que la liga tiene que acabar para poder cobrar los 700 millones de derechos televisivos.
Frívolos
No quiero criticar el trabajo de los equipos de Rubiales y Tebas preparando diferentes escenarios para cuando se puedan volver a disfrutar partidos. Pero las formas me resultan frívolas. No he leído ni escuchado a ninguna de las grandes cadenas hoteleras o de automoción divulgando sus planes estratégicos ni mantener enfrentamientos dialécticos y mediáticos entre ellos por como y cuando debe volver la actividad turística o comercial. Todos queremos volver a la normalidad pero, a corto y medio plazo, nada será igual y parece que los dirigentes del fútbol no quieren aceptarlo ofreciendo una imagen poco solidaria con el resto de ciudadanos. El único discurso que llega a los ciudadanos es que la liga tiene que acabar para poder cobrar los 700 millones de derechos televisivos.
Prioridades
Parece que el mundo se acabará si no hay fútbol en breve. La bajada de sueldos de las estrellas de este deportes parecen hechos excepcionales cuando deberían haber sido los primeros en dar ejemplo. Ahora resultará que también son héroes por haberse bajado un veinte por ciento. Mientras tanto muchos clubes han quedado en evidencia no solamente ante sus socios o abonados, sino ante la sociedad al estar más preocupados por presentar un ERTE que en contribuir aportando solidaridad para paliar la crisis sanitaria. Este es el último ejemplo de lo poco o nada que la mayoría de clubes profesionales se preocupan por quienes en agosto pagaron por adelantado el importe total del carnet. Un dinero que nadie ha explicado como y cuando se reintegrará. Solamente les escuchamos quejarse de lo que están dejando de ingresar como si fuesen los únicos damnificados del COVID-19.