Escala a lo más alto con el reconocimiento de ser el mejor en hacerlo. Vuela hasta lo inalcanzable el Águila de Toledo. Pionero de éxitos que eran cosa de extranjeros hasta su aparición.
Su apellido más célebre le unía a los montes que ascendía con maestría. El único ciclista capaz de asombrar con diferencias inalcanzables, considerado por el Tour de Francia el mejor escalador del siglo XX, siempre le recordaremos acompañado de una bicicleta.
Parte en el último tren quien fue testigo de un ciclismo hambriento, forjado en hierro en años de acero. Ciclistas con traje y clase, que con su sencillez innata asombraron, mientras los pudientes pasaban al olvido.
Pertenecía a una generación de superdotados en personalidad y agallas; se despide un señor del ciclismo, un embajador con todas las distinciones, un campeón irrepetible.
Hasta el Cielo, señor. Descanse en Paz. Don Federico Martín Bahamontes.