Está entretenido el final de temporada. Estalló el Jumbo Visma con Roglic a la cabeza. Creo que el esloveno ha sido el ciclista más regular de la temporada. Incontables han sido sus éxitos. Salvo la amable discordia de la Vuelta, cuyo resultado final acaeció de una rocambolesca ecuación; Roglic cuenta sus participaciones por éxitos en esta temporada que finaliza.
La victoria en el Giro de Emilia demuestra su pletórico estado de forma. Su natural contenido y siempre deportiva actitud; correcto compañero y rival, no evita imaginar que, de puertas adentro, haya sus más y sus menos.
Una cosa es lo que se tiene que aparentar y otra muy diferente cuando hay que sentarse en la cocina de tu casa y tu mujer empieza a decir lo que uno ya sabe y desea no tener que escuchar. La acción del ” me gusta ” de la Sra. Roglic a las críticas vertidas en las redes contra la estrategia del Jumbo-Visma y Vingegaard, en la etapa de Bejes, tuvo su reacción semanas después del suceso.
Roglic cierra un exitoso ciclo en Jumbo, después de ser el ciclista más regular de la temporada.
La fusión del Soudal y el Jumbo, con la posibilidad de que la poderosa Amazon abrace y sea el paraguas financiero de un coloso de altas dimensiones, terminó por decidir al Roglic de la conveniencia de poner punto final a la relación con el que ha sido su equipo durante las últimas seis temporadas. El vínculo profesional que catapultó a esta saltador de esquí, el único que ha sido capaz de ganar en cuatro grandes y en otras ocho vueltas de una semana, se ha roto con el objetivo de luchar con todos los galones, de quien es justo merecedor de portarlos con todos los honores, por el próximo Tour de Francia.
Roglic cambia de equipo para intentar ganar el Tour de Francia, única asignatura pendiente del esloveno
Todo indica que será el Bora, un verdadero equipazo, que contará con el aval de grandes escaladores, ideales para dinamitar cualquier puerto decisivo. Más leña al fuego del espectáculo del Tour. Sumen al que nos han brindado Pogacar y Vingegaard, un Roglic pletórico y con libertad absoluta para hacer explotar la carrera cuando se le presente la ocasión.
Il Lombardia cierra la temporada oficial.
Antes se nos despedirá el año como suele ser habitual y tradicional. El ciclismo sabe conservar los ritos, como ningún otra deporte . La *Clásica de las Hojas Muertas” nos evoca el otoño de Vivaldi, el tiempo de la cosecha, cuando se recogen los buenos y sabrosos frutos, motivo de gran felicidad. Los ciclistas corren felices. Saben que es la última carrera, el último monumento. Después, vendrá la necesaria desconexión.
La Lombardía es ideal como anfitriona de la clausura. Los paisajes idílicos de la región, la subida a la Madona de Ghisallo, el lago de Como y la dureza propia de una carrera que acumula un desnivel sobresaliente reúne motivos para imaginar que esta generación de oro que componen los Pogacar, Evenepoel, Roglic y tantos otros notables, como Richard Carapaz, nos volverá a brindar una espectacular última función.