Esta Copa estorba

El actual formato de la Copa del Rey de fútbol no gusta a los grandes de España. Otra cosa es que no sea políticamente correcto decirlo públicamente y prefieren callar y tragar sapos. La imagen de la cúpula dirigente del Sevilla durante la tanda de penaltis en sa Plana, de pie tras su banquillo con la cara desencajada, fue un episodio absolutamente evitable para un millonario de Europa.

Algunos hablan de fiesta para el fútbol modesto el hecho de poder enfrentarse a equipos profesionales, hacer una caja que les solucione el balance económico de la temporada además de conseguir su minuto de gloria en los telediarios. Pero parece que se olvidan en la RFEF del inmenso riesgo al que someten a los futbolistas de lesionarse durante estas primeras rondas.

Los clubes profesionales deben quitarse la careta de la hipocresía y plantear un formato premium para la Copa del Rey.

Pesadilla

El Sevilla comenzó a vivir una pesadilla desde el mismo momento que Luis García Plaza los emparejó con el Andratx con un viaje largo entre semana con incomodidades de todo tipo. Es incomprensible la foto de Julen Lopetegui y sus futbolistas bajándose del autobús y tener que llegar al campo a pie y encontrarse con vestuarios diminutos donde los protocolos covid son imposibles de cumplir.

Imagino que todas estas películas de terror para los equipos de Primera y Segunda División se acabarán más pronto que tarde. Deberían ser los propios futbolistas, a los que tantos sacrificios les ha costado llegar hasta aquí, los que digan basta ya. Unos jugadores y entrenadores que, en sus inicios, ya convivieron con el llamado fútbol de barro o el de césped de plástico para llegar hasta la elite.

 

Limitación de visibilidad para los medios acreditados (E. García).

Desprestigio

Tanto unos como otros no tienen por qué regresar a este escenario tan incómodo como peligroso a modo de lesiones para su carrera profesional. En cada edición con este formato de la Copa vemos como cada vez son más los clubes que deciden alinear a chicos del filial o a la segunda unidad de sus plantillas.

Así es como muestran su desinterés por esta competición reservada a los grandes o a quienes tienen la obligación de intentarla ganar por aquello de que les puede salvar la temporada levantar el trofeo y garantizarse estar en Europa. El riesgo y el desprestigio de quedar eliminado por un equipo como el Andratx o la UD Llanera, en el caso del Mallorca, no compensa lo importante que es al final la liga.

Incompatibles

El entrañable fútbol modesto amateur de la RFEF debería ir por un lado y el profesional de LaLiga por otro. Son incompatibles en todo como lo son las propias vidas de los futbolistas. Los de Primera ni los de Segunda pueden no deben jugarse la pierna en esta competición. Más pronto que tarde los profesionales deben quitarse la careta de la hipocresía y plantear un formato premium de la Copa del Rey.

Si de lo que se trata es de premiar a los modestos, seguro que hay otras posibilidades como los premios en metálico y la obligación, si se quiere entrar en el bombo, de presentar un estadio para jugar con unos mínimos como el requisito indispensable del césped natural. En estos tiempos donde el fútbol moderno busca rentabilidad económica ligada al espectáculo, la comodidad de jugadores, espectadores y medios de comunicación en estas primeras eliminatorias son todo lo contrario. Esto debe cambiar con urgencia.

Sobre Tomeu Terrasa

Comunicador dedicado durante más de 30 años a la información deportiva. Ha narrado al RCD Mallorca en Primera y Europa además de acompañar a Moyà y Nadal alrededor del mundo desde 1997.

1 comentario

Quines tonteries que dius!! es veu que fa temps que no visites els vestidors de Sa Plana per dir que són petits. pero clar, a aquest senyor només l’interessa el Mallorca, Nadal i poques coses més. Tot lo que ensumi a esport amateur no li dona diners i per tant ho critica o l’ignora. No sap que tot aquest esport amateur i base és el que mou el 90% de l’esport balear i no la seva minoria. Amb raó ha d’escriure per aquí per que la majoria de gent “normal” ja passa d’ell i les seves tonteries.

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