Además de marcar goles con la UD Collerense en Segunda División, Pili Espadas trabaja como sanitaria en el Hospital Universitario de Son Espases. La pandemia del coronavirus ha parado el deporte mundial pero la incombustible capitana del equipo de Es Coll d’en Rabassa sigue librando la batalla más importante de todas junto a todos los facultativos de la sanidad. A nivel deportivo, al equipo palmesano le quedaban ocho encuentros para tratar de lograr la permanencia en la categoría de plata.
Pienso que este año se ha acabado el fútbol porque es peligroso jugar y exponerse al calor de julio.
Al pie del cañón
“Asumimos el riesgo porque cada vez hay más casos y nunca sabes dónde ni cómo puedes contagiarte”, explica Espadas. La veterana jugadora reconoce que la presión de un moento como este es “diferente a la del fútbol” y confiesa que ha tenido “momentos de bajón porque ves nerviosismo y sufres por los tuyos al ver que esto va a más”. La delantera del Collerense es consciente que socialmente se considera a los sanitarios como héroes pero trata de aclarar que “este es nuestro trabajo y este partido lo jugamos todos cumpliendo con las normas” además de destacar el papel de “los niños dando el mayor ejemplo de comportamiento porque llevan días encerrado entre cuatro paredes sin salir“.
Incertidumbre
En cuanto a la situación del regreso a la competición, Espadas reconoce que “hasta primeros de mayo no empezará a estar controlada la situación” afirmando que piensa que “este año se ha acabado el fútbol”. La futbolista argumenta que “no es muy apropiado jugar en pleno julio sometiendo a los futbolistas a altas temperaturas y poner su cuerpo al límite” asegurando que “soy la primera a la que le duele no poder estar entrenando ni jugando pero ahora la salud es lo más importante”.