Primera semana de Vuelta y no se le puede pedir más a la carrera. Un líder sorpresa – Ben O’Connor- con solvencia para mantener el pulso a los grandes favoritos, si es preciso “muriendo sobra la bicicleta”, como llegó a afirmar el australiano, y un nutrido abanico de aspirantes regalándonos una carrera completamente abierta y cargada de emociones por estrenar.
Sierra Nevada rescató a Adam Yates y Richard Carapaz. Nos descubrió que Enric Mas puede con Roglic, y que el esloveno es respetado pero no tan temido como en otras ediciones. Roglic es un superclase indiscutible, sin embargo, tiene ante sí La Vuelta más complicada de su vida. Los enemigos se le multiplican. Deberá armarse y pertrecharse con mucho celo en lo que resta de carrera. Sus adversarios están crecidos y le intuyen vulnerable.
La carrera avanza ganando en emoción y candidatos al triunfo.
La renta de tiempo que obtuvo Ben O’Connor en la serranía de Yunquera le permite disfrutar de una diferencia preciosa que hace presumir que nos hallamos ante un líder sólido en la clasificación. Las etapas gallegas, peligrosas por naturaleza, exigirán que su equipo le escolte y proteja de los ataques que puedan acontecer. No perder la cabeza del pelotón para contrarrestar las escapadas, que puedan poner en dificultades al líder debería ser la principal estrategia del Decathlon AG2R.
La figura de Enric Mas se ha ido revalorizando en los últimos tiempos. Ha pasado de ser uno de los ciclistas más incomprendidos a suscitar inquietud positiva en el aficionado. Conocida su virtud de vueltamano nato, el capital acreditado de ir ganando enteros a medida que avanza la carrera le convierte en un valor al alza.
La fijación del mallorquín es la rueda de Roglic, pero no le bastará con vigilar y morder exclusivamente al esloveno si quiere ganar la Vuelta. Deberá arriesgar lo mismo que Yates, Carapaz y Roglic están predispuestos si quiere ganar la carrera que tanto anhela.
Galicia, sinuosa y complicada, entra en escena
Las cuatro etapas por las tierras celtas de Galicia, con sus pazos y plazas típicas, prometen diversión y turbulencias. Recorridos sinuosos, con mucha media montaña y finales en alto, obligarán a los ciclistas al desgaste y a extremar al máximo las vigilancias de los favoritos. Alguno saldrá escalado.
No son etapas para decidir la carrera, pero sí que pueden representar que alguno de los nombres que han destacado pierdan las opciones de cara al triunfo final.
La etapa con final en el Puerto de Ancares, inédito en la Vuelta en su vertiente leonesa, reserva un final de espanto. Sus últimos cinco kilómetros con una media del 12%, son una auténtica traca para las piernas, y un anticipo de enjundia para la entrada en la Asturias del temido Cuitu Negru.
Agárrense al sillón como si se tratara del manillar de su bicicleta.