El viejo Son Moix ha sufrido estos días una transformación que a los puristas y nostálgicos nos duele en el alma ver. El estadio, un santuario de mallorquinismo, se ha reconvertido en un recinto para albergar conciertos y un evento de titiriteros de las motos. Todos estos acontecimientos se pueden celebrar gracias a que la liga está de parón por los compromisos internacionales de la selección con Luis Enrique y Rubiales a la cabeza.
Esta es la hoja de ruta para el presente de los clubes de fútbol. Esto es lo que quiere Robert Sarver para reconvertir Son Moix en un moderno edificio donde poder albergar muchos más acontecimientos multitudinarios, como es el caso de este fin de semana, una simple convención de una multinacional o comidas de empresa, bodas y comuniones.
La continuidad de la actual propiedad pasa por dejar de ser inquilinos y que sea la SAD dueña de Son Moix.
Paso adelante
Las posibilidades son innumerables. La intención es rentabilizar cualquier rincón del recinto deportivo incluso, como en el futuro Bernabéu, conseguir eliminar el terreno de juego cuando no juegue el Real Madrid. Algunos dirán que esta propuesta empresarial de ceder estadios para conciertos no es nueva. Es cierto. El mismo estadio albergó con 30.000 personas el concierto de la primera edición de Operación Triunfo con la mallorquina Chenoa a la cabeza.
También han pasado estrellas de la talla de Elton John o se han llevado a cabo bautizos de Testigos de Jehová durante la etapa de Ütz Claassen y Biel Cerdà. Eso sí, eran episodios muy esporádicos y siempre en veranos cuando no había competición. Ahora Florentino Pérez y su constructora han dado un paso adelante y el modelo de estadio, no importa su tamaño, va en esta dirección hacia los denominados Arena multiusos.
Negocio
Esta semana, cuando estuve en Son Moix y contemplé el trajín de camiones y maquinaria pesada no pude evitar ponerme nostálgico y hacer también un ejercicio de aceptar estos nuevos tiempos del fútbol y todo aquello que lo rodea en la actualidad. Con ello no quiero decir que tiempos pasados fueran mejores, pero sí muy diferentes.
Un abonado me mandaba un mensaje y me decía que esperaba que al seguro del concierto le cuelen los centenares de sillas rotas que hay en la tribuna. Hace años podíamos hablar que estos espectáculos profanaban los campos de fútbol. Hoy hay que mentalizarse en que el nuevo modelo de estadios nada tiene que ver con aquel recinto que se utiliza solamente cada quince días. Son Moix debe generar negocio y no solamente con el primer equipo y sus patrocinadores durante los días de partido.
Proyecto
Se debe llevar a cabo una mega reconstrucción a todos los niveles. Quitar lo que queda de pista de atletismo y acercar las gradas al césped es una urgencia para el abonado pero Son Moix tiene muchos metros cuadrados para construir y mucho espacio interior desaprovechado para hacer caja. El club ha encargado diferentes estudios de arquitectos, empresas de marketing y consultorías de imagen varios proyectos para después elegir al ganador, presentárselo al Ajuntament para que, como propietario de los terrenos, apruebe una necesaria y urgente obra faraónica en el estadio.
La continuidad de la actual propiedad pasa por dejar de ser inquilinos y que sea la SAD la dueña de Son Moix. Este punto es clave para una inversión millonaria y vanguardista que ilusione a Sarver y Köhlberg. La pelota está en el tejado del consistorio y el CEO Alfonso Díaz es el hombre elegido para estar al frente de estas complicadas negociaciones en nombre de la institución. Todo un reto. De momento hay que conformarse con el reggaetón de Raw Alejandro, Nathy Pekuso con su ritmo latino o a entrañable y legendario Chimo Bayo para acabar con motocross. ¡Gas y morques!