Las señales que emite el Mallorca son las peores posibles. Ya no solamente en lo futbolístico, sino también en aspectos de orden y convivencia entre algunos futbolistas de la plantilla mallorquinista. Desde el último descenso a Segunda División B no se conocían este tipo de situaciones extradeportivas o, al menos, no trascendían al entorno como sucede actualmente. Hoy el vestuario vuelve a ser un polvorín en el cual los enfrentamientos dialécticos, los enfados y los reproches están en el orden del día. En especial durante y después de los partidos.
Un presidente o CEO con dotes de comunicación es clave hoy en día y, sin duda, sería el gran refuerzo de invierno.
Vacío de poder
Las llamaradas del infierno de la Segunda División han comenzado a invadir el vestuario. Hoy el equipo se encuentra a solo dos puntos del Cádiz que es quien marca el descenso. En una semana como esta en la que solamente se habla de fichajes, la propiedad debería plantearse el fichaje urgente de un CEO para tomar el mando de una SAD que está dejando al descubierto graves carencias en la toma de decisiones. Desde fuera da la impresión que se transmite un enorme vacío de poder en cuestiones donde la figura de un consejero delegado debería ser clave, además de un referente para todos.
Más incendios
Durante estos días podemos ver y leer como cada uno hace la guerra por su cuenta. El hecho de que varios futbolistas utilicen las redes sociales para opinar, responder o criticar al entorno; son síntomas de un desgobierno interno muy peligroso. A estas alturas nadie del club, con cara y ojos, ha comparecido para salir al paso de las graves acusaciones que se han vertido sobre algunos futbolistas a través de las redes sociales o comentarios de lectores en medios digitales. En un caso concreto ha tenido que ser el propio futbolista, en su misma red social, quien ha desmentido todo este desaguisado. Algo que ha tenido un peligroso efecto dominó, llegando a ocasionar desagradables e innecesarios incendios de nuevo.
Desasosiego
En los tiempos que corremos, donde se vive a golpe de tweet, cualquiera puede decir cualquier barbaridad de manera impune sobre otras personas. Más todavía en el planeta fútbol. Es importante tener una clara estrategia por parte de la entidad y evitar, en lo posible, más guerras personales. Por el bien del futbolista y de la imagen y marca de la institución. El jugador, por regla general, es una persona temperamental y egoísta a quien no le gustan las críticas de los profesionales de la comunicación y, mucho menos, de sus seguidores. A lo que, si le añadimos el arma de las redes sociales para contestar, las consecuencias son las de crear desasosiego y, en mucho casos, llegar al caos y la confusión.
Decisiones
Ni el departamento de comunicación ni el CEO de negocios pueden ordenar a los futbolistas no utilizar Twitter. Pero con la figura de alguien con mucho poder y gran capacidad de decisión, como ya ocurrió en el pasado, se puede mantener la estabilidad y, por encima de todo, el orden. Pero no solo en este tema en concreto, sino en la gran mayoría de cuestiones de la SAD, tener a un presidente o un CEO con dotes de comunicación, y que llegue a todo el mundo, es clave hoy en día y no solo en un club de fútbol. También en cualquier empresa o compañía. Sin duda sería el gran fichaje de este mercado de invierno.
