El Mallorca sufrió un bofetón de realidad en un encuentro con un descontrol total y absoluto que le costó dejar escapar dos puntos cuando lo tenían todo a favor ante el Extremadura (1-1). Los futbolistas de Moreno no supieron gestionar el marcador, la superioridad numérica ni los espacios que ello generaba. La ley del fútbol se cumple y, cuando perdonas el dos a cero, lo lógico es que suceda lo visto.
El Mallorca no supo gestionar el marcador, la superioridad numérica ni los espacios que ello generaba.
Jugar con fuego
Los cambios tampoco sumaron nada en cuanto a control. Stoichkov aportó ofensivamente en la jugada del primero gol pero luego desapareció, Giner se diluyó entre el caos y Baba demostró que todavía le faltan tablas para manejar el centro del campo que se convirtió en un correcalles. Moreno viene jugando con fuego en el tema de los centrales y ante el Extremadura se quemó. Venía utilizando en demasiadas ocasiones a Pedraza en el eje de la zaga y el equipo pecó de inocente ante un rival valiente que prefirió quedarse con tres defensores atrás a pesar de ceder espacios. Fueron a por el partido y el premio llegó por insistencia contando con jugadores poderosos en el juego aéreo.
Dolidos
Todo esto provocó que se regalaran dos puntos. Este empate puede doler a la larga porque se había dado una buena imagen hasta la expuslión de Aitor. Un equipo que aspira a algo no puede terminar el partido de esta manera. Lago no puede fallar un gol que mataba e partido y sellaba los tres puntos. El equipo se derrumbó en los últimos veinte minutos y esto no se puede consentir en una categoría como esta. Seguramente se acordará el Mallorca de estos dos puntos perdidos, por deméritos propios, en el último suspiro.
Portada: El Mallorca dejó escapar dos puntos ante el Extremadura con un penalti en el añadido (LaLiga).