Esto es otro mundo. A los que no valoran el hecho de jugar en Segunda, les reconmiendo vivir una temporada en un esperpento llamado Segunda B. Me ha bastado ver los primeros partidos, estadios, transmisiones de televisión o leer la normativa de La Liga para los clubes y medios de comunicación para valorar a donde hemos vuelto. La condena de peregrinar por campos del siglo pasado y entrañables pueblos, jugando cada domingo a hora de juveniles, me ha dejado marcado y gracias a que solamente han sido diez meses. El cambio es tan brutal que solamente aquellos que lo hemos padecido en nuestras carnes valoraremos seguro este domingo en Son Moix como un alivio este Mallorca-Osasuna. Se acabaron las penúrias del infame Grupo III.
La presencia de Sarver es una declaración de intenciones dejando claro que está a las duras y a las maduras.
Negocio y glamour
La Liga es profesionalismo lo mires por donde lo mires. No solamente para los clubes, plantillas o medios de comunicación. También para el aficionado al fútbol que puede disfrutar de vivir un campeonato de primer nivel desde el sofá de su casa. Javier Tebas ha montado un espectacular negocio que solamente podemos calibrar en su justa medida aquellos que hemos salido del fútbol profesional por la mala fortuna de un descenso. Solo pensar el calvario que le queda por delante al ATB, me entran ganas de llorar. Esperemos que esta temporada puedan intentar engancharse a La Liga. Pero las miserias de la Segunda B son su hábitat natural. Será misión imposible mientras Messow y sus colegas controlen el área deportiva.
Redención
Quienes disfrutaremos este domingo seremos los casi diez mil que, junto a Robert Sarver, viviremos el regreso. El propietario ya no quiso perderse la penitencia del debut, hace un año, en Peralada. Toda una declaración de intenciones del principal de los nuevos padres fundadores de la entidad dejando claro que está a las duras y a las maduras. Ahora más que nunca sigue apostando por el capricho de sus hijo. También para Maheta Molango será un día especial. El partido ante Osasuna debe sellar la reconciliación del consejero delegado con el pasado ante la gran masa de aficionados. Solo para unos pocos resentidos y desagradecidos, el refundador no tiene el beneplácito del perdón. Son Moix dede ser una fiesta. Hay que ir al estadio a disfrutar de ver una buena puesta en escena y olvidarse de un pasado reciente que tanto desasosiego nos ha generado a todos. ¡Bienvenidos al fútbol de verdad!
