Del verde a la pizarra

Biel Gelabert fue el delegado del primer equipo del Mallorca desde la temporada en Segunda B (2017/18) hasta el doble ascenso a Primera División. La pasada campaña en la máxima categoría fue su última etapa antes de terminar su excedencia en el IMAS para regresar a su trabajo habitual que compaginaba con la docencia en la UIB.

Tomeu Terrasa: ¿Por qué se marchó?

Biel Gelabert: Me fui porque al final de temporada se juntaron algunas cosas. Tengo dos hijos pequeños, no pasaba tiempo en casa y terminaba mi excedencia en el IMAS. Cuando llegué al primer equipo ya sabía que era algo que tenía fecha de caducidad. No iba a ser delegado hasta los 65 años. Pienso que he hecho un buen trabajo.

¿Cómo llegó al primer equipo?

Un poco por circunstancias y al conocer a alguien pero sin un objetivo claro. Miquel Bestard y su equipo ficharon a un amigo mío para las selecciones, Carlos Sureda me propuso ir a los infantiles del Mallorca. Con el descenso del primer equipo a Segunda B, Sureda me dice que pasaré del juvenil al filial pero me dijo que tenía que hacer la pretemporada con el primer equipo. Eran palabras mayores, pero acepté.

Pasas más tiempo con el cuerpo técnico y los futbolistas que con tu familia.

¿Alguna anécdota en particular?

El primer entrenamiento es el que se produce el incidente de los aficionados con Raíllo y no sabía donde meterme. Estando de viaje, Vicente Moreno me propuso quedarme en el primer equipo y dije que no. Luego Dani Pastor y Pendín me insistieron y al final decidimos que sí.

¿Cómo era su relación con Vicente Moreno?

Al principio fue dura. Él llegó a un club bastante tocado tras abandonar el fútbol profesional. Es una persona que le cuesta abrirse de inicio, era muy exigente y la responsabilidad era grande. Fue mi primer contacto con un entrenador profesional y me llamó la atención que se pasaba todo el día en Son Bibiloni. Han sido tres años especiales. Pasas más tiempo con ellos que con tu familia.

¿A qué se dedica ahora?

Trabajo con personas invisibles para el resto de la sociedad. Esta gente duerme en la calle y en el albergue intentamos cubrir sus necesidades básicas. Llevo 16 años y te acostumbras, pero no es fácil. Es un contraste muy grande combinarlo con la universidad. Yo siempre les digo que son la élite de la sociedad. A la UIB llegan 13.000 y en mi clase son sesenta. ¿Cuántos hay que durante su trayectoria escolar no han llegado a estar donde ellos? La universidad es algo que, estando en el Mallorca, no quise dejar.

¿Cómo es el día a día de un delegado profesional?

El trabajo es muy tranquilo durante los noventa minutos de un partido. Te sientas en la primera parte y en la segunda estás pendiente de los cambios con el entrenador según como va la jugada y el marcador. La labor de antes y después son casi 24 horas pendiente de planificar y organizarlo todo según las necesidades de los futbolistas. Escolarizar a sus hijos, buscar casa, ayudar a los extracomunitarios con los temas burocráticos, etc.

Habrá hecho muchas relaciones personales en este mundo…

No tengo nada que reprochar al trato de los empleados del resto de clubes del fútbol profesional, excepto en La Coruña en el play-off. A Maheta Molango solamente tengo palabras de agradecimiento. Fue una relación muy intensa porque venía a todos los viajes.

¿Echa de menos volver?

No. Quizás al principio pero ahora disfruto de tener los fines de semana libres con la familia.

Sobre Tomeu Terrasa

Comunicador dedicado durante más de 30 años a la información deportiva. Ha narrado al RCD Mallorca en Primera y Europa además de acompañar a Moyà y Nadal alrededor del mundo desde 1997.

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