Diego Armando Maradona ha sido para mí el mejor futbolista que he podido ver sobre un terreno de juego. Ha dado muchas alegrías a mucha gente. Me impresionó mucho en el Mundial de 1986 liderando una selección argentina sin estrellas echándose el equipo a la espalda para acabar campeones. A partir de ahí admiré siempre su fútbol. Fue capaz de ganar con el Nápoles una liga italiana, que entonces era la mejor del mundo, frente a rivales como el Milan, Inter o Juventud llenos de figuras. Después de superar sus problemas de adicción me emocionó bastante verle volver al fútbol con el Sevilla.
La temporada que coincidí con él era una persona generosa con el aura de estrella mundial del deporte.
Aventura en Dubai
Décadas después ese Maradona ídolo se convirtió en compañero de club como entrenador. Coincidimos en el Al-Wasl de Dubai en la temporada 2011/12. Yo recalé en Emiratos Árabes Unidos de la mano de Albert Benaiges, un emblema de la Masia del Barcelona durante más de veinte años, para coordinar el fútbol base del club. La llegada del argentino al país fue una auténtica locura. El presidente Marwan Beyat contactó con mi representante, Ronnie Woiski, para ficharle. Para mí trabajar con él me motivó mucho durante esa temporada. Es cierto que su entorno limitaba bastante su accesibilidad pero en la ciudad deportiva sí coincidíamos a diario cuando él entrenaba al primer equipo en el campo del Sub18. Poco a poco entablamos relación. Su trato con todo el mundo, sobre todo con los jóvenes, era muy agradable y atento. Se le veía una persona generosa con el aura de estrella mundial del deporte.
Íntimo de Mou
Dentro de su vestuario se ganó el respeto de los futbolistas los cuales le idolatraban. Durante esa temporada, desde mi opinión, hizo un buen trabajo. Era un ganador nato y no le gustaba perder ni al fútbol-tennis de los entrenamientos demostrando la gran competitividad que se dice siempre de las grandes figuras. Fue una gran experiencia compartir con él buenos ratos hablando de fútbol y ver como todavía seguía tirando las faltas. Maradona tenía una gran relación con Jose Mourinho y, de vez en cuando, viajaba a Madrid para ver como entrenaba en Valdebebas. Es algo que me llamó mucho la atención al igual que toda la gente de fútbol que venía hasta Dubai para verle al coincidir que, en invierno, clubes de toda Europa aprovechaban el parón para hacer breves pretemporadas en EAU.
Última pachanga
Maradona siempre tenía una palabra y un gesto cercano para todo el mundo a pesar del estricto marcaje y control que le hacía su entorno personal. La última vez que le vi fue en 2016 cuando viajé a Dubai para echar una mano en la academia de futbolistas del entonces presidente del club. Allí hicimos un partido de fútbol-8 entre nosotros y fue una experiencia muy bonita poder jugar una pachanga con él. Cuando me enteré de su fallecimiento fue un shock. Es cierto que las imágenes de los últimos días se le notaba que no tenía buena cara. Le agradezco todo lo que ha dado al fútbol. A pesar de que ya no volveremos a disfrutar de él, su legado seguirá entre nosotros.