Estas últimas semanas se han producido una serie de episodios muy desagradables en torno a nuestro fútbol de ca nostra. Un tema tal delicado merece afrontarlo con la frialdad y serenidad que merece. Desgraciadamente no es nada nuevo. Antes ya existía y pueden dar buena cuenta de ello todos los colegiados que ya arbitraban quince años atrás y sufrían cada una o dos jornadas episodios de agresiones verbales y violencia. Afortunadamente este fenómeno ha ido a menos y estos casos son aislados. Aunque el porcentaje con incidentes graves es muy bajo, no implica que debamos restarle importancia.
Problemas complejos como el de la violencia no siempre tienen soluciones sencillas y, mucho menos, demagógicas.
Identificados
Hay que decir que las instituciones que regulan la actividad futbolística han dado pasos importantes en los últimos años, mediante Miquel Bestard de la FFIB o el director general d’esports Carles Gonyalos, intentando dar visibilidad a esta fenñomeno como un problema y un mal a erradicar. Cuando tratamos un tema tan sensible siempre puede hacerse algo más y estas deben partir desde los organismos antes citados. Es importante decir que los problemas complejos no siempre tienen soluciones sencillas y mucho menos demagógicas. Nadie tiene una única solución para erradicar del todo la violencia en cualquier ámbitos de nuestras vidas. Sí hay algunos aspectos que podrían ayudar a mejorar en esta faceta. Hay que lograr el compromiso de los clubes para involucrarse en este tema. Ellos saben cuales son sus futbolistas, entrenadores o entrenadoras, delegados, directivos o padres potencialmente violentos y que la lían insultando en los partidos. Las entidades deberían tener perfectamente identificados quienes son estos personajes.
Sánciones máximas
Otro estamento es el arbitral que debería involucrarse es el arbitral. Recuerdo que hace algunas temporadas los colegiados se encargaban de parar los partidos, con alguna suspensión incluida, en cuanto escuchaban insultos o improperios. Esta medida hace tiempo que no se aplica y debería recuperarse. Para llevar a cabo esta tarea los árbitros deben estar muy concienciados y formados para entender cuando existe en la grada cualquier episodio que potencialmente puede generar tensión y violencia. Esto debería salir reflejado en el acta por más desagradable que parezca. Los organismos competentes, como los distintos comités e incluso la Comisión Antiviolencia, deberían aplicar las máximas sanciones. Si estos reglamentos no son suficientemente rigurosos, deberían revisarse. Me gustaría comparar que, la puesta en práctica del carnet por puntos en materia de seguridad vial, provocó una espectacular bajada de accidentes y fallecidos. La gente sabe que si inclumple las normas deberá pagarlo. Una de las mejores formas de que la gente lo tenga claro es aplicar medidas ejemplares y le toque el bolsillo.
Portada: Instante de la pelea del pasado mes de marzo en un partido de alevines en Alaró (Youtube).