Buenas noches, amigos y enemigos

Anteponer el medio al fin, tocar el balón sin concretar es malabarismo y, en el caso de la selección, aburrida habilidad colectiva. La selección ha jugado vestida de rojo integral por capricho intelectual de Luis Enrique. He aquí la razón y el principio de su fracaso; delegar al antojo personal el interés de todo un país, dejar a merced de una petulancia el sueño de millones de españoles

Una idea impuesta a la fuerza se convierte en fundamentalismo. Aplicar una filosofía de juego por encima del verdadero sentido de la competición es estulticia. Luis Aragonés, forjador de un estilo de éxito, renunció al suyo por sabiduría futbolística. El experimentado Del Bosque no cambió lo que funcionaba hasta que se emperró en nacionalizar a un brasileño que jugaba en Inglaterra. A Lopetegui le traicionó por la espalda quién, luego, designó a Luis Enrique. 

Reparemos en los excesos de nuestro protagonista más actual. Seleccionador deriva de seleccionar, abarca la función de preparar y dirigir a un combinado de jugadores escogidos discrecionalmente. Es un cargo que implica representatividad y responsabilidad, y, por añadidura, presión. Evadirse, mediante subterfugios comunicativos alternos, denota inmadurez y mucha vanidad. Principio de un error que, llevado a la exageración, termina en ridiculez. Un hombre cabal y sensato, además de un entrenador vocacional de éxito, como Manuel Pellegrini se lo avisó. 

El fracaso del líder de la selección

Luis Enrique ha fracasado estrepitosamente en la tarea encomendada; ser un buen seleccionador. Y ello dentro y fuera del campo. En el capítulo primero, los resultados han dictado sentencia; la selección española es la mejor cuando no hay nada en juego, o lo que se juega, apenas tiene trascendencia. Es la campeona del mundo del amistoso. Una verdad conocida por cualquier rival al que se enfrente en un verdadero Mundial

Hace pocos días nuestro protagonista departía, con autosuficiencia, en la zona técnica con el también fracasado seleccionador alemán, sin saber que su estropicio iba a tener la consideración de némesis para esos mortales dominados y derrotados por la soberbia. Entonces, sobrado de si, nos regaló que, un día, nos haría merecedores de una conversación de perdedores que no interesa a nadie. 

El capricho y la monótona idea futbolística de Luis Enrique  han condenado a la selección española. 

Ha sido tal su ostentación, su presunción que le llevó a considerarse y a presentarse como el único líder de la selección, sin caer en cuenta que, todo lo que pretendía concentrar se lo detraía a su combinado, ahondando todavía más el despropósito. O sea, fracaso fuera del terreno de juego.

Llama la atención que alguien que vivió en primera persona la debacle de otro ego superlativo, como fue Javier Clemente en el Mundial de 1994, haya reincidido en actitudes, tan equivocadas, con quienes te encumbran o te entierran, más allá de los resultados, que en el caso del asturiano deberían haber sido  definitivos. A los seleccionadores los cesa la prensa y alguien tan experimentado y sobrado como Luis Enrique debiera saberlo y no esperar a cometer el error del vasco, que después de su fracaso mundialista, aguardó a perder contra Chipre para asumirlo. 

Referentes y representantes mediocres

Buenas noches, amigos y enemigos”, era el preámbulo de sus conocidos directos, el cual acabará convirtiéndose en el epitafio del seleccionador que interpretaba el fútbol como un malabarismo colectivo, tan infructuoso como la tanda de penaltis con la cual se despidió. 

La carestía de referentes válidos y edificantes en nuestra sociedad se ha convertido en un mar abisal. Luis Enrique es un representante más de la horda de personajillos con la que se nos obliga a convivir, en el carrusel del sentimentalismo más inocuo al que nos someten intereses y mediocridades. Por suerte, el fútbol es cruel, como argüían sus jugadores, renegando de cualquier autocrítica y calcando a su mentor. Confiemos que, quién le sustituya no lo convierta en bueno. Algo que, con Rubiales, adláteres y subalternos de mandamases, tiene visos de convertirse en realidad.

Luis Enrique manifestó que le importa “cero” su futuro después de la eliminación de España

Sobre Fernando Gilet

El Rutómetro de Fernando Gilet. Blog personal | IG @fernandogilet | Opinión, comentario y análisis de la actualidad ciclista de allí y de aquí con un toque muy personal.

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