Las tierras blancas del Pla de Mallorca conservan la esencia y autenticidad de los paisajes inalterables. La honda preeminencia del mundo rural, de la pagesia, contextualizan la vida cotidiana. La tierra, los bosques y sus claros interactúan con las balas de hierba y paja en el horizonte.
El ciclismo irrumpe sin estridencia en la paz que transmite el conjunto. Mayo es tiempo de siega y de bicicletas que corren por las carreteras que unen las poblaciones. Los pueblos del Pla de Mallorca están acostumbrados a que sea así, y se preparan para recibir al pelotón con la misma normalidad que ven circular un tractor al final de la jornada.
Maria de la Salut, anfitriona del estreno
Maria de la Salut estrena el “Terra de Mallorca i ciclisme” en su primera edición. Se encuentra en el corazón de Mallorca, discreta y refugiada en un entorno incomparable. El tiempo parece haberse detenido para el observador. La plaza del pueblo rebosa vitalidad. Los ciclistas comparten lonas y vallas con la propaganda de las fechas en las que nos encontramos. Están próximas las elecciones y el ambiente se halla cargado de matices.
La carrera llega con incertidumbres. No solo por el devenir y resultado final. También por las nubes oscuras que merodean un cielo extraño. Se alarga la salida neutralizada por precaución y por la seguridad de los ciclistas. Cuando se encara el kilómetro cuatro, se ordena la explosión.
El pelotón estirado encarará en varias ocasiones la Serra de Sineu. Un repecho que se prolonga casi tres kms. y que está llamado a seleccionar entre los más y los menos fuertes. Las ganas hacen vibrar y compactar la experiencia. Son muy pocos los que pierden la batalla.
La primera etapa se desarrolló en el municipio de Maria de la Salut, que volvió a ejercer de sobresaliente anfitrión.
La velocidad se adueña de la carrera desde la rotonda que deja a la vera la villa de Sineu, que recogerá el testigo y definirá a los campeones finales de un Gran Premio que llega para quedarse. La meta volante es otro objetivo. Nadie regala premios y la pugna se dirime en escasos centímetros.
La igualdad predominante obliga al grueso de ciclistas a jugarse el todo por el todo en la rampa final. Un sprint de potencia radical encumbra a Tomeu Ballester y Bodi Del Grosso, en sendos niveles, y la olímpica noruega Anita Yvonne Stenberg en la categoría femenina.
Se ha descorchado este Terra de Mallorca y, en apariencia, nada ha cambiado. Únicamente, que la normalidad ha regresado al paisaje ciclista del Pla de Mallorca.