Javier Recio estaba en el corredor de la muerte desde el mismo día que Maheta Molango fue cesado como CEO del Mallorca. Primero fue despojado de sus galones y degradado a soldado hasta su ejecución por orden de Pablo Ortells. El exdirector deportivo sobraba en el actual organigrama rojillo. Un hombre de Molango incomodaba a los nuevos gestores deportivos que, desde el primer minuto, le apartaron de cualquier toma de decisiones hasta forzar su desvinculación de la entidad. Trabajador y gran conocedor de los mercados futbolísticos español, italiano y balcánico ha sido una pieza clave en el crecimiento del club y en la regeneración de su imagen. A Ortells tampoco le gustaba la estrecha relación que mantuvo con Vicente Moreno, con quien siempre se alineó en los momentos más difíciles de la relación entre el míster y el CEO.
No se puede olvidar que, tras el descenso a Segunda B, fue el único que pidió perdón en rueda de prensa.
Cabeza alta
Recio es amigo de sus amigos, una persona con valores y que se mantuvo muy por encima de las batallas internas que, desde hace unos meses, se libran de nuevo después de muchos años en la planta noble y Son Bibiloni por el control del apetecible negocio del área deportiva. Es un buen momento para abandonar el club. Recio se marcha con la cabeza alta sin que nadie le pueda reprochar nada más allá de algunos fracasos en algún fichaje. Pero su lista de aciertos supera a sus predecesores. El mejor ejemplo son los futbolistas que hoy son codiciados por clubes de Primera División y él consiguió traer a Palma. Solamente me invaden dos dudas. Primero si el inesperado ascenso a Primera le jugó en contra al tener confeccionada una gran plantilla para Segunda. Segundo, el no haber podido trabajar con más independencia y sin la intromisión de Molango. Tal vez hoy el equipo estaría en Primera con ellos dos y Moreno de técnico.
Pieza clave
Es una verdadera pena que la propiedad no haya podido mantener a las tres piezas clave del nuevo Mallorca cada uno con sus pros y contras. Algo que, desde miles de kilómetros, es imposible manejar. A día de hoy en el club solamente quedan Alfonso Díaz y Albert Salas como hombres en mando en plaza durante el régimen molanguista. Los dos parecen estar bien considerados desde Arizona. A Recio le deseo lo mejor en este difícil mundo del fútbol profesional. No se puede olvidar que, tras el descenso a Segunda B, fue el único que pidió perdón en una rueda de prensa histórica donde tampoco estuvo ningún propietario sentado junto a él y Molango. Será recordado por mí como el director deportivo del doble ascenso después de muchos años de penúrias por Segunda División. ¡Gracias!