Es complicado creer que este grupo de futbolistas está preparado para vivir una situación tan complicada como la de un final de liga jugándote la permanencia. No es solamente una cuestión de falta de calidad, como ha dejado caer Vicente Moreno entre líneas en algunas de las últimas ruedas de prensa, sino también de saber estar. Con ello me refiero a saber manejar un partido según el resultado.
Se antoja difícil poder confiar en esta plantilla si además le sumamos que queda poco fondo de armario.
Sin oficio
Se echa en falta mayor oficio, escoger bien los tiempos para ir a por un partido o que corra el reloj sin que pasen muchas acciones que pongan en peligro el botín en juego. Este último apartado lo maneja a la perfección el Getafe, precisamente último rival, que dio buena muestra de ello en Son Moix tras el cero a uno. Recordemos también en la segunda jornada el encuentro ante la Real Sociedad cediendo la primera derrota en los últimos minutos. Entregar el partido con el gol de Odegaard fue una temeridad más que un exceso de ambición.
Más presión
El punto que se tenía en el bolsillo entonces, sumado a los tres de la semana anterior ante el Eibar, sumaban un inmejorable balance para empezar la competición. Se descuidó un contraataque tras un lanzamiento de corner a favor. Si esto viene sucediendo desde la segunda semana de liga, cómo no vamos a pretender que se haya resuelto en la jornada 30 con la presión añadida de ver que el margen se agota. Se antoja difícil poder confiar en esta plantilla si además le sumamos que queda poco fondo de armario en el banquillo con los cambios.
