Con la Strade Bianche se presenta Tadej Pogacar, el emperador del ciclismo actual. Emperador que no luce el laurel de vigente campeón de Tour de Francia, pero que a pesar de faltarle esta distinción, se le sigue considerando el mejor ciclista de la actualidad.
Una muestra de su poderío indefectible es el desafío que se ha impuesto para esta temporada: ganar el Giro y el Tour de Francia. Nadie le discute capacidad y talento para conseguirlo. Nadie mejor que el esloveno para ejercer un dominio así. Pogacar nos rememora el ciclismo de antaño. Es la encarnación de aquellos mitos que luchaban y ganaban casi todo lo que competían.
Tadej Pogacar aspira a la doble corona del Giro de Italia y Tour de Francia, sin olvidar el Mundial de Zurich.
Un corredor que ha enriquecido el panorama ciclista con su ambición y concepción de la competición. No regatea esfuerzos, es apasionado y alegre sin menoscabar raciocinio a su pedaleo. Algo que me encandila de Pogacar es que asume con naturalidad que en el deporte no siempre se puede ganar, a pesar de ser un corredor que es todo ambición. Se aplica aquella enseñanza del gran campeón Miguel Indurain cuando dijo que en su vida deportiva fueron más las carrera que perdió que las que ganó.
Artillería pesada
Pogacar acudirá con toda la artillería al intento de revalidar su triunfo en la Piazza del Campo de Siena en el 2022. Así lo afirmó hace pocos días cuando declaró que ” corremos para ganar”. Plural mayestático o el pronunciamiento de un líder, del capo de una escuadra casi invencible. La presencia de la joya mexicana, el jovencísimo Isaac del Toro que asombró en Australia, junto a legionarios como Hirschi, Noval, Baroncini o Wellens convierten a Pogacar en el super adversario a batir.
El sterrato característico es un esbozo del ciclismo de moda llevado a la competición de profesionales.
La posible lluvia, el frío, el barro o el polvo en suspensión marcarán la carrera. No es la París- Roubaix, sin embargo se le parece. Los elementos sobrevenidos por la característica de la carrera pueden marcar su devenir. Hay muchas ganas de competir. Es el llamado sexto monumento lo que está en juego. Una clásica, todavía joven, pero que ha venido para quedarse entre las aspiraciones del pelotón.
El elenco de ganadores es la mejor carta de presentación: Cancellara, Van Aert, Pidcock, Mathieu Van der Poel, Alaphilippe son algunos de los últimos ganadores, y a los que hay que añadir a Tadel Pogacar.
El sterrato, esbozo del ciclismo de moda, el de caminos de gravel, llevado a la extenuación, al espectáculo. Ahora sí, la emoción de la carreras, de las clásicas de un día se ha descorchado. Comienza la fiesta, y qué mejor lugar que Italia para disfrutar de los encantos del banquete ciclista.
