La dureza del ciclismo la fabrican los ciclistas cuando se exigen como ayer por Teruel. Retorcidos como sanguijuelas, las pendientes al durísimo Pico del Buitre fraccionaron, lentamente, la selecta fuga que marcó la jornada. Una etapa de locos, de esas que se dan en ocasiones, como si el pelotón necesitará desprenderse de una impuesta camisa de fuerza.
La rebelión de las segundas líneas exigió a los grandes favoritos exprimirse. Había hombres y nombres demasiado peligrosos para tratarlos con excesiva confianza. Las mejores escuadras gozaban de dignos representantes, ciclistas experimentados y contrastados cazadores de etapa, intereses contrapuestos que debían saberse gestionar.
En Javalambre se vivió una etapa de ciclismo auténtico. Remco perdió el liderato pero no La Vuelta
La comarca de Javalambre esconde rincones de suma exigencia, es decir, un terreno propicio para los grandes escaladores del pelotón. Einer Rubio ya acredita su condición, iniciados los últimos cuatro kilómetros. El colombiano, que ganó en la recortada y amotinada etapa de Crans Montana, busca un nuevo triunfo de prestigio. Hasta que aparece un inconmensurable Sepp Kuss, el americano afincado en Girona ― ciclista que aumenta su capacidad cuanto más se empina el asfalto ― convierte la cadencia de su pedaleo en algo inconcebible para la razón, si se contemplan con atención los porcentajes que registra el libro de ruta.
Se escapa el liderato
El Jumbo remata su golpe con un renovado Roglic. Evenepoel no resiste el zumbido del enjambre de las abejas belgas. Kuss, adelantado, cabalga sonriente hacia la victoria saludando al público como acostumbra en sus triunfos. Walter, Vingengaard y Roglic se encargan de Evenepoel que lucha contra ellos y sus fantasmas. Enric Mas resiste y exhibe fortaleza. El mallorquín aguanta el ritmo y las ruedas de los últimos vencedores del Giro y el Tour de Francia. Gestiona con inteligencia y cautela las explosiones que se detonan, señas de identidad del artanenc.
Enric Mas aguantó con los mejores y mantiene todas las opciones.
Es el típico día en el que puede darse un estacazo a la general. Una etapa para eliminar rivales. Roglic y Vingegaard ― Giro y Tour ― , lo saben y emiten un último zumbido que el mallorquín no consigue resistir. Ya han volado el liderazgo de Evenepoel, que recoge un jovencísimo Lenny Martínez. De casta le viene al galgo. El estropicio que pudo producirse se recompone. Las pérdidas son recuperables.
La Vuelta ha vivido su primera gran jornada con cambio de líder y con lo más reseñable; el ruido se ha transmutado en zumbido, el de las abejas del Jumbo Visma. Quieren su tercera gran vuelta. ¡Viva el ciclismo!
