Capos

Los capos de pelotón siempre existieron. Los italianos eran expertos en aplicar manu militari a los díscolos que se atrevían a trastocar el guion más apetecible. 

Escenas como el ataque de ira y furia de Hinault, propinando puñetazos a los atrevidos manifestantes de los astilleros Ciotat  ― que habían impedido con su reivindicación que ganara una etapa de la París-Niza ― son episodios que desvelan regímenes de acatamiento que marcaron una época. El Tejón era todo un carácter y un verdadero dictador dentro y fuera de la carrera.

El maldito Lance Armstrong fue otro capo durante su largo reinado. Una de las escenas que recogió para la historia el dominio absoluto que ejercía sobre sus compañeros de trabajo, sucedió en el Tour del 2004, cuando se acercó a Simone, que se había atrevido a acusar al Dr. Ferrari, su galeno en la época. Después de darle una palmada en la espalda, selló la boca del italiano avisándole de su error y amenazándole con destruir su carrera. Todo ante las cámaras, con una sonrisa en el americano de absoluta seguridad y dominio.

Vingegaard ejerció de capo en la tormentosa segunda etapa de La Vuelta

Siempre hubo capos y siempre los habrá. El ciclismo es un deporte jerarquizado, donde existe la figura indiscutida del jefe de filas, arropada por gregarios que trabajan a sus órdenes, dispuestos a cualquier esfuerzo y sacrificio en favor de su líder. Hay figuras que entregan toda su carrera a la resignada misión que le releva al ostracismo deportivo. Esta atmósfera fomenta especialmente la gestación de líderes dominantes, que, refrendados por los éxitos, rebasan las fronteras de su equipo y extienden su influencia al resto del pelotón.

Vingegaard, il capo

Una de las escenas que ya nos ha regalado lo que llevamos de Vuelta fue la visita de Vingegaard al autobús del Movistar; su objetivo, pactar una solución a los riesgos y percances que el recorrido y las inclemencias del tiempo convertían en una posibilidad más que probable. Después le vimos ordenar que el pelotón frenara, vista la caída de Roglic entrando en Hospitalet. 

A vueltas con la seguridad y el espectáculo. Como sucedió en Crans Montana en el pasado Giro, de nuevo, en La Vuelta, los ciclistas imponen su ley y emergen los capos. En cuanto salga el sol, los galones los otorgará el más fuerte de piernas. Ya ansiamos que lleguen los primeros rayos. 

Sobre Fernando Gilet

El Rutómetro de Fernando Gilet. Blog personal | IG @fernandogilet | Opinión, comentario y análisis de la actualidad ciclista de allí y de aquí con un toque muy personal.

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