Estamos inmersos en la semana que luce dos de las carreras con más solera del calendario. La Tirreno Adriático, conocida como la carrera de los dos mares y la París– Niza, también reconocida como la Carrera hacia el Sol, al finalizar en la Riviera Francesa, la costa azul.
El primer gran duelo.
Ante el estruendo regalado por los principales referentes del pelotón en los primeros compases de la temporada, ambas carreras se nos presentan como un envite prometedor de eminente magnitud. Pogacar y Vingegaard estrenan competencia en la temporada. El esloveno no deja de sorprender y de brindarnos exhibiciones. En ocasiones, con éxito personal, en otras, para regocijo de la afición. No regala nada. Todo lo compite, sea cual sea el final, recorrido y escenografía. Así concibe este campeón el ciclismo al que se dedica para suerte y disfrute de todos nosotros.
Vingegaard, salvo sorpresa, por lo presenciado hasta el momento no parece que vaya a menospreciar la semana. Si bien, existen dudas acerca del nivel de agresividad que mostrará en la lucha por el triunfo final, algo que en el caso del esloveno esta fuera de cualquier duda. Personalmente, creo que en la última etapa en el circuito de Niza, con sus seis “Cotes” de seis kilómetros cada uno, habrá batalla de la que gusta.
El danés, que se exhibió en O Gran Camiño con un pleno de cuatro victorias, tiene como objetivo nuclear el Tour de Francia. Las carreras que preceden al gran envite sirven, principalmente, de preparación. Algo que comparte Pogacar. Sin embargo, la dosificación de esfuerzos y la metodología aplicada será diferente, como diferentes son las personalidades de nuestros protagonistas.
La batalla ha comenzado. UAE y Jumbo se prueban y estudian. Son dos verdaderos equipazos dirigidos con maestría y pasión inteligente, cualidades que no tienen por que andar a la greña si se conjugan y equilibran. En la crono por equipos, los neerlandeses dejaron bien claro que su potencial es inestimable. Un maquina perfectamente engrasada con diferentes y cualificadas cabezas de filas, ideadas para dominar y maniatar a sus rivales.
Dos carreras de una semana que son cabezas de serie de todo lo que está por venir.
Enric Mas, ante su primer test serio.
Si en Francia tienen a Vingegaard, en Italia los Jumbo participan con Roglic y Van Aert . La Tirreno Adriatico servirá para evaluar el estado de forma de Enric Mas en este primer tramo del año. Se le percibe desenvuelto y más cómodo que nunca. Su tiempo en la crono individual representa un aviso positivo para el auditorio. El amplio abanico de candidatos al triunfo final sitúan al mallorquín entre los favoritos para quedarse con el tridente de Neptuno. La ausencia de Pogacar – último doble campeón de la prueba- inaugura la quiniela más abierta de los últimos años. Algo que favorece al corredor de Movistar, que aún después de todo lo comentado, está necesitado de triunfos que engrosen y den brillo a su palmares.
Estas dos carreras son gemelas en interés y oportunidad. Ambas salen reforzadas mutua y recíprocamente de la coincidencia. No se neutralizan ni contraprograman. Se complementan y potencian. La clasificaciones por la general son abiertas y mantienen en vilo al aficionado, y sucede lo mismo en lo concerniente a las victorias al sprint. Ya hemos visto ganar a Pedersen y a Jakobsen. La lista de especialistas es amplia y la rivalidad entre ellos ya ha hecho entrega de excelentes finales. Merlier, Bennet, el citado Pedersen, Demare por una costa; los Gaviria, Jakobsen, Philipsen, el propio Van Aert, Girmay así como el impronunciable Groenewegen por la otra. Todos ellos y alguno más que me dejo en el tintero convierten los presumibles finales al sprint en otro gran espectáculo.