Javier Aguirre ya tiene mando en plaza en el Mallorca. Que nadie dude que lo ejecutará con mano de hierro con su carácter dicharachero y cercano pero recto y disciplinado porque el mexicano es un hombre de orden. Los puristas del fútbol moderno, el nuevo periodismo y las nuevas generaciones de aficionados no lo van a tener fácil con el nuevo míster el cual no tiene, ni le interesan, las redes sociales ni nada del fútbol moderno.
Vieja guardia
El banquillo de Son Moix vuelve a tener a un hombre de la vieja guardia, con sus ideas y su método basado en los valores, compañerismo y la entrega de sus futbolistas. Su discurso hacia los futbolistas y el entorno es sincero. No le gustan las medias tintas ni los paripés. Aguirre es un tipo que va de frente, sin tapujos y no se amilana ante nada ni nadie. Habla clarito y no tiene miedo a levantar la voz.
A sus 63 años ya lleva muchos tiros pegados en su espectacular currículum. Es uno de los mejores que se ha sentado en el banquillo rojillo con dos participaciones en fases finales de la Copa del Mundo con su país, además de ser seleccionador de Japón y Egipto. Conoce la Champions y la UEFA, además de una Copa de Oro de selecciones con México y una Liga de Campeones de la CONCACAF hace unos meses con Rayados de Monterrey.
Armonía grupal
Su historial en LaLiga le avala como un técnico de gran experiencia en la mejor liga del mundo y más mediática, como él mismo reconoce. Siempre ha dejado su sello en Osasuna, Atlético de Madrid, Zaragoza, Espanyol y Leganés. Ahora, sin esperárselo, ha regresado para salvar al Mallorca del descenso. A Aguirre le basta poco para meterse al vestuario en el bolsillo, pero sin concesiones a cambio.
Él y su equipo, con el mallorquín Toni Amor al frente, no tiene amigos ni otorgan privilegios a veteranos además de tener una gran capacidad para detectar a los tóxicos del grupo a los que solo les ofrece una oportunidad para cambiar su actitud. Aguirre quiere sel feliz en su trabajo, al margen de que los resultados salgan. La armonía grupal es fundamental para sacar adelante el proyecto en el que se involucra en cuerpo y alma.
Aguirre es un tipo que va de frente, sin tapujos y no se amilana. Habla clarito y no tiene miedo a levantar la voz.
Carácter
Pero no todo es de color de rosa. No hay que olvidar el fuerte carácter del míster en el área técnica durante los partidos, sus trifulcas con los árbitros y con medios de comunicación en la sala de prensa. El Vasco en estado puro es todo un espectáculo.
En lo más personal es un padre de familia entrañable y a las órdenes de Silvia, su esposa, que es a la que siempre le consulta todo y le acompaña en todas sus aventuras. Les gusta a la pareja conocer, involucrarse en y con la sociedad y formas de vida donde entrena. Son grandes amantes también de la gastronomía local, viviendo con intensidad el trabajo y el ocio.