Los equipos y deportistas rusos y bielorrusos no podrán participar transitoriamente en ninguna de las competiciones ciclistas que se disputen de ahora en adelante, como consecuencia del conflicto bélico que tiene sobrecogido al mundo entero, provocado por la invasión injusta del ejército ruso al territorio soberano de Ucrania.
La guerra y su estallido impactan a modo de sanción en el deporte, y sus víctimas, son, fundamentalmente, los más desfavorecidos, los jóvenes talentos rusos y ucranianos que ven frenadas en seco todas sus aspiraciones por razón de su nacionalidad por culpa de la obstinación de Putin y sus secuaces.
El Gazprom-Rusvelo propuso a la UCI que el equipo corriera con un maillot sin patrocinadores y un mensaje de paz.
Esta prohibición no afectará a aquellos deportistas rusos y bielorrusos que compiten individualmente sin representar a su nación, o en el seno de equipos diferentes a los de su nacionalidad. Los ciclistas que están al amparo de los poderosos equipos, como son el caso de Vlasov (Bora) y Sivakov (Ineos), quedan inmunes a la batería de sanciones.
En el caso del último, su equipo ha acelerado los trámites para sacarle la nacionalidad francesa. Ambos, han condenado la invasión sin rodeos y han confiado en que la grave crisis no les perjudique en su relación con sus compañeros y con la afición.
Contra las cuerdas
Una vez más, las decisiones arbitrarias e injustas de unas élites idas, movidas por su afán de poder e ideas delirantes, siembran de violencia e injusticia todo lo que queda o no a su alcance. Y el deporte en general, con el ciclismo en particular, no se salva del desastre.
El ciclismo ruso, que tiene en el Gazprom-Rusvelo su principal estandarte, ha sido defenestrado por completo. Su director general Renat Khamidulin ya anunció hace pocos días que, si no se encontraba una solución antes del 27 de marzo, se vería obligado a clausurar la aventura. En la búsqueda de alguna redención posible, llegó a proponer a la UCI que el equipo corriera con un maillot sin patrocinadores y un mensaje de paz. La respuesta de la UCI fue el silencio administrativo, en este caso negativo.
El mundo entero asiste entre atónito y alarmado a una nueva guerra en la vieja Europa. Más de dos millones y medio de refugiados ucranianos buscan un nuevo hogar, mientras miles de vidas se pierden en lo que es un drama humano e histórico que está cambiando nuestras vidas.
A lo suyo
Lo que no cambia es el dominio de dos eslovenos, hermanos eslavos del pueblo ucraniano, que han empezado la temporada demostrando que son los mejores ciclistas del momento. Es la paradoja de una vida de contrastes. En el jardín de Europa, a pocas horas de diferencia, se viven vidas y situaciones antagónicas en función de donde te toca seguir la actualidad.
Roglic y Pogacar, y viceversa, quieren ganarlo todo. Sus rivales quedan empequeñecidos a su lado. Es tal el dominio, que cabe el riesgo de que se llegue a interpretar de forma timorata las competiciones que se avecinan. No creo que se dé el caso, pero el arranque y gestión que han mostrado en estas primeras victorias, dejan ver, muy a las claras, que solo el Tour de Francia, gran objetivo de la temporada, dirimirá quién será el mejor de los dos.
Luego vendrán contingentes e imprevistos que pueden alterar cualquier previsión, sin descontar que sus otros rivales también cuentan y harán todo lo habido y por haber para no ponérselo fácil. Pero una cosa es hacer declaraciones a la prensa o en redes sociales, y otra muy diferente, el cara a cara con estos dos “fenómenos” en el instante decisivo. De momento, los eslovenos dominan la Europa ciclista. Ojalá fuera el único paisaje y dominio que tuviéramos que comentar
Triste noticia,injusta para los deportistas