Ha empezado la cuenta atrás de las últimas doce jornadas para el final de liga. Hay días en que ves que el Mallorca, gane o pierda, no debe pasar problemas para salvarse. Los mallorquinistas dan la sensación de ser un equipo compacto y que sabe lo que hace, lo que quiere y además tiene definidos los momentos. Es un bloque del cual se percibe que, aquello que necesita, es ponerse por delante en el marcador. Cuando va a remolque del resultado le cuesta mucho porque, acertar a portería contraria, es mucho más difícil.
No puede fiarse todo a que, si encajas dos goles de media por partido, lograrás anotar tres para sumar victorias.
Equilibrio
Estas últimas semanas, cuando miras el total de remates, ves que suman 36. De las cuales 23 fueron contra el Valencia y 13 ante la Real Sociedad. Lo preocupante es que solamente cuatro han ido entre palos y no se ha logrado marcar. Esto es lo que le está faltando, además dejar también su portería a cero. Parecía que el Levante estaba sentenciado, con más de 50 goles encajados, cuando el entrenador Alessio Lisci se dio cuenta que el equipo debe ser solidario y arremangarse trabajando en defensa para tener opciones. En las últimas tres jornadas ha encajado un gol y ha sumado siete puntos. Al final la única solución para los equipos de la parte baja pasa por ahí. No pueden fiarlo todo a que, si encajan dos goles de media por partido, lograran anotar tres para sumar victorias.
Salen los números
Entonces tengo la sensación que, lo que el Mallorca necesita, es volver a ser el equipo que se adelante en el marcador. Pasar a jugar con la reacción a lo que propone el contrario y no tener que llevar la iniciativa del juego. A pesar de que, como decía Luis García Plaza, el comodín se ha terminado; el equipo sigue dentro del promedio de permanencia, con 26 puntos en 26 jornadas. Proyectando que 38 serán suficientes para salvarse, Con doce puntos más el Mallorca se salvaría. Ello equivale a cuatro triunfos más en su cuanta, uno cada tres jornadas a partir de ahora en su hoja de ruta.