La actualidad del Mallorca lleva desde la madrugada del viernes al sábado centrada en su propietario Robert Sarver. Al dueño del club se le acusa, en un documental que emitirá próximamente la cadena americana ESPN, de acoso racismo, sexismo y acoso. Creo que no hay que precipitarse pero estamos ante una crisis en la entidad mallorquinsita que veremos hasta donde llegan y las consecuencias que tendrán.
Es un tema muy delicado y que, por cierto, a esta hora sigue sin pronunciarse oficialmente la entidad. Algo que, personalmente, me resulta muy extraño. El empate en Valencia, cuando en el minuto 90 el marcador era de 0-2, ha quedado eclipsado por el escándalo que se está cocinando en la NBA y la ESPN contra el dueño de los últimos finalistas, Phoenix Suns, el equipo femenino Mercury y el Mallorca.
Esta crisis con graves acusasiones es de una dimensión mucho mayor que las vividas con Grande, Cerdà o Claassen.
Millonario excéntrico
En la hoja de servicios de Robert Sarver podemos destacar que llegó al club casi seis años atrás desembolsando 20 millones de euros a Ütz Claassen por sus acciones. Se estima que, a día de hoy, esta cifra se eleva hasta los 60 millones invertidos y con las cuentas del club limpias de deudas.
Muchos de los trabajadores del club le definen como un personaje “invisible” que aparece y desaparece sin avisar. El mandatario es poco amigo del protocolo. Le gusta ir por libre, es un poco bohemio y se le nota en su forma de vestir. Tiene la aparencia de millonario excéntrico como se pudo ver en el avión de los Suns después de ganar a los Lakers o la de su casa tras el ascenso descamisado y con un collar de oro.
Sin arraigo
Dudo que Sarver tenga algún sentimiento de pertenencia con la isla. No la conoce ni le interesa conocer la idiosincrasia de nuestra sociedad. Todo lo contrario a su amigo Andy Köhlberg, además de socio en muchos de sus negocios, al que nombró presidente. El estadounidense se ha sentido ofendido con las instituciones desde el Ajuntament, pasando por el Consell de Mallorca y el Govern quienes no les han permitido hacer y deshacer en Son Bibiloni, un proyecto que tiene entre ceja y ceja, además de Son Moix.
Hasta hoy el banquero de Arizona ha sido incapaz de estabilizarlo deportivamente con descensos, ascensos y una política de fichajes o renovaciones difíciles de entender. El multimillonario nunca se ha planteado instaurar la figura de un presidente institucional mallorquín después de la salida de Monti Galmés ni de incorporar a un exfutbolista en el área de representación como tienen tantos otros clubes. El Villarreal, por ejemplo, tiene a Marcos Sena.
Consecuencias
La relación de Sarver con los medios de comunicación ha sido nula. No ha concedido una sola entrevista o rueda de prensa. Cuando llegó sí realizó un media day en Son Bibiloni en 2016. ¿Para qué compró el Mallorca? Antes lo intentó con el Levante y no le salió bien la operación y acabó aquí. Ahora la pregunta es hasta cuando. La imagen del Mallorca sale dañada y veremos cuales pueden ser las consecuencias que pueden ir desde que aquello que saque la ESPN sea incriminatorio y deba marcharse de la NBA y LaLiga.
Sin duda es un golpe duro para la imagen del club. Esta crisis es de una dimensión mucho más grave que las de Vicenç Grande, Biel Cerdà o Ütz Claassen. Hablamos de acusaciones muy graves como son las de acoso, racismo y sexismo. Hoy existe un clima más de sorpresa que de indignación entre la afición, abonados, patrocinadores y el entorno en general. Solamente interesan los resultados y las sillas rotas.