Catalina Cirer es uno de los grandes referentes del mallorquinismo militante y representante del acérrimo abonado que no se pierde un partido en Son Moix y acude a los desplazamientos de rigor en las grandes citas. La exalcaldesa y delegada del Govern repasa cómo ha vivido este atípico pero deseado regreso del Mallorca a Primera División.
Tomeu Terrasa: ¿Cómo lleva este nuevo ascenso en tan pocos años?
Catalina Cirer: Estaba convencida que el ascenso era posible pero no pensaba, viendo como iba la segunda vuelta, que sería tan fácil alcanzarlo. Vemos que la temporada no ha finalizado todavía y que no hay que sufrir. Es algo que los mallorquinistas no estamos acostumbrados pero se lleva muy bien.
¿Ha sido más frío que otras veces?
Si ya es frío el hecho de ascender sin público, todo lo contrario a la última vez, hay que añadir que lo haces cuando tu rival no gana antes de tu jugar tu partido. La alegría es inmensa pero las sensaciones son frías por no poder vivirlo con los tuyos. Es como una boda por poderes a distancia.
¿Cuánto ha cambiado el fútbol con esta pandemia?
La nueva vida que tenemos ahora es muy distinta pero al mallorquinismo que le quiten lo bailado. Se ve en algo tan sencillo como en el sorteo de entradas. Te evitas tener que madrugar para hacer largas colas como en anteriores campañas de abonados, pero pierdes esas vivencias de compartir tiempo y conversación con otras personas, que a lo mejor ni conoces, pero con quienes compartes esa pasión por tu equipo.
¿Fue al primer partido en Son Moix tras las restricciones?
No me apunté al sorteo de entradas porque, para mí, es un martirio y un suplicio perder la liturgia del fútbol. Ahora no puedes ir a tu asiento de toda la vida, tienes que estar sentada sola y no puedes abrazarte con nadie si el equipo marca un gol o no se pueden comer pipas. En el precio del abono se incluyen muchas otras vivencias que van más allá de sentarte a ver fútbol durante noventa minutos.
¿Qué le pareció la peculiar celebración del propietario del club?
Viendo a Robert Sarver sin camiseta, con la gorra y la bufanda del Mallorca no me entró ninguna duda que confeccionaráuna plantilla a la altura de su grandilocuencia. Se le tienen que agradecer muchas cosas a este señor. Viene de muy lejos y hace ostentación de su mallorquinismo a pesar de que su idiosincrasia poco se parece a la nuestra.