La complicada situación sanitaria, económica y laboral está golpeando con dureza también al aficionado al fútbol profesional que ve como el interés por su equipo está cayendo en picado. No existe ambiente de fútbol porque hay otras preocupaciones para el abonado a un club o simple seguidor. Las cifras de fallecidos y contagios y la alarmante subida del desempleo están dejando a un lado su atención durante la semana. Antes el tema principal de conversación entre futboleros que somos la gran mayoría era opinar y debatir sobre la actualidad de tu equipo entre los amigos o entorno laboral. Pero es algo que se está perdiendo.
El empeoramiento de la pandemia pone fecha de caducidad al fútbol profesional televisado y el aforo limitado amateur.
Desinterés
El hecho que se puedan ver todos los partidos pagando no es suficiente. El hincha de un club necesita vivir la liturgia de ver en directo a su equipo y no por televisión donde la experiencia nada tiene que ver con el estrés de la tribuna. A este escenario, donde el interés por el fútbol ha bajado, hay que añadirle el desconcierto entre los aficionados mallorquinistas a causa de los constantes cambios de día y hora de los partidos que está creando un preocupante distanciamiento hacia la actualidad, el día a día del equipo y el club. La esencia del fútbol pasa por el antes, durante y después de los partidos. El poder vivir en el estadio el espectáculo es clave para conseguir que el interés hacia el equipo se mantenga durante toda la semana. Ahora mucho no pueden ver los partidos.
Apagón
El debate en el trabajo, bares o reuniones hasta ahora lo mantenían el abonado y el aficionado que cada quince días acudía a presenciar el partido desde su asiento de siempre viviéndolo con entrega y mucha emoción para poder opinar del Mallorca con argumentos. Desde que arrancó la competición es frecuente escuchar la pregunta sobre qué día juega el Mallorca. Lo cual demuestra desorganización por parte de LaLiga y desidia entre el aficionado. Son miles los seguidores que se quedan sin poder ver a su equipo al no disponer del fútbol en el televisor y tampoco poder asistir a bares o peñas donde el aforo es limitado y poco recomendable si el local es cerrado. Mientras tanto en el fútbol aficionado, baloncesto, voleibol o fútbol sala intentan mantener las puertas abiertas de los campos y pabellones además de ofrecer gratis los partidos por internet algo que parece que tiene fecha de caducidad por como empeora la pandemia. El negocio del deporte se hunde sin público.